Felipe y la codiciada foto con el jarrón chino

Hay un fascinante cuadro surrealista de René Magritte, en el que aparece una pipa y un texto que espeta: “Esto no es una pipa”. Tiene razón el artista. Realmente lo del cuadro no es una pipa, sino la representación de una pipa. Vivimos en un mundo teatral cada vez más onírico. Reinan entre nosotros representaciones que afianzan nuestros marcos. A poco que seamos conscientes de ello, veremos que entre la licuada sociedad emergen sólidos símbolos a los que debemos prestar atención para entender lo que nos pasa, lo que nos ha pasado, lo que nos pasará.  Magritte_pipa

Felipe González describía con la siguiente frase el papel que a su juicio mantienen los expresidentes del Gobierno una vez que abandonan su posición: Somos como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. No se retiran del mobiliario porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando“. Con estas palabras se situaba aparentemente fuera del juego del poder. Vino a decir que él era como un objeto supuestamente valioso, pero que nadie sabía bien bien dónde colocar. Felipe es lo menos parecido a un tonto. Se esforzaba por convencernos de su carácter meramente decorativo. Simbólico.

El caso es que la coyuntura puede estropearle al expresidente su ansiada reputación de poco relevante. Resulta que los símbolos tienen un papel hiperbólico en el mundo de las representaciones. Él lo sabe. Y otros también.

Hay jarrones chinos que valen decenas de millones de dólares. Quianlong, Ming, Hogwu… nombres que evocan un sublime arte deseado en occidente ya por los emperadores romanos. No pocos artesanos y alquimistas han perdido la vida y la salud por tratar de imitar ésta peculiar porcelana. Soberanos y nobles europeos airearon su grandeza incorporando gabinetes especializados.

El caso es que ese jarrón González ha pasado a ser una presa codiciada. Caza mayor camino a la Moncloa. Ciudadanos ya ha creado su gabinete de la porcelana. Felipe tiene en sus manos ungir a Rivera, centrarlo y presidenciarlo todo en uno. Sólo necesita una foto. Y Sánchez lo sabe. Y Felipe también, lo cual le ofrece nuevas cartas sobre el futuro del PSOE. Veamos.

El que fuera el presidente más brillante de la democracia española la toca. Siempre hay que escucharlo, es como la hepatoscopia del socialismo. Sabe de qué va la vaina. Ni siquiera Aznar con su foto de las Azores ha transitado por las mismas moquetas. Nadie como él en este país conoce los resortes del Poder, así, en mayúsculas. Cojan palomitas, que esto se pone interesante. Darle cartas extra a este jugador es sinónimo de que la partida se anima.

Rivera_JarronChino

Pedro, la épica y el tiempo de los diques rotos

If it keeps on raining, levee’s going to break

Como nos recuerda la canción de Led Zeppelin, el desbordamiento del Mississippi en 1927 está en la base de un movimiento de personas y culturas que hizo nacer el soul. Los desbordamientos generan cambios irremisibles, algunos de ellos luminosos. En la construcción contradictoria del socialismo democrático se ha llegado a uno de esos temporales en los que los diques estallan. La saturación de la historia. Ya no hay más verdad que la verdad heroica y decapante. Demasiado tiempo poniéndole puertas al mar.

Cuando Odon Elorza narra la campaña de Pedro Sánchez, alude a menudo a la épica. No puedo estar más de acuerdo. La épica nos hará recordar que existimos, con fisonomía propia, en la magnitud de nuestra lucha de cien años, hacia afuera y hacia adentro. Es fácil saber de qué lado está latiendo el corazón ciudadano: no es del lado del posibilismo. La épica, generadora de situaciones conmovedoras, nos aporta un relato vital en estos tiempos oscuros. Y es que sólo te conviertes en quien eres después de haber resuelto una serie de situaciones peligrosas o difíciles. Éste es el viaje iniciático que le toca al PSOE.

Uno siente orgullo en esta epopeya. Hemos aprendido ya que extraños señores mueven los hilos de ésta y otras batallas, pero hay un fondo de verdad, una vibración en torno a una causa aparentemente perdida. Algo que ejerce una poderosa atracción. Una ola de simpatía a la que no puedo resistirme. Nacimos para unirnos y unir, pero habrá que tomar parte, para tomar partido.

De todo hay en este mundo. Hay gente que es de marcharse y gente que es de quedarse quieta, y gentes que son del último que llega… ni unos ni otros merecen mi desprecio. Pero que sepan que también estamos los socialistas recalcitrantes. Hombres y mujeres en tierra de nadie, entregados en descifrar nuestra propia confusión con una historia que valga la pena ser contada.

Doy gracias por psoepluralno haber roto todavía mi carnet de militante. Y gracias también por haber contemplado esa posibilidad y guardarla en la recámara. Saber que algo puede terminar mañana te hace quererlo más: en eso consiste nuestra relación con la vida. Así que ahí vamos, con una penúltima batalla. Y esta será contigo, Pedro. No va a haber dique que contenga este remolino, para desgracia de la corte y cohorte de la infamia.