La dimensión convivencial de la seguridad en los planes de regeneración

Los planes de reconstrucción deben incorporar la salvaguarda de la convivencia como una cuestión central.

Hablar de convivencia en términos de seguridad forma parte de su teleología. Entre los fines de cualquier política de seguridad está garantizar la convivencia. Y toda política de convivencia favorece la seguridad necesaria para el progreso y la calidad de vida. La íntima relación entre los términos, hace plantearse en qué medida podemos impulsar dispositivos y medidas que garanticen tanto una cosa como la otra. La perspectiva de la seguridad integral es indispensable, aunando  tanto la necesidad de mantener nuestra integridad material, física, psicológica, como la necesidad de mantener nuestra dignidad, nuestras expectativas dignas de futuro. Tenemos por delante una batalla que es también cultural y de modelos de sociedad, y habrá que escoger hacia dónde nos decantamos.

En el paisaje que nos deja la crisis social y sanitaria de la COVID-19 en nuestras ciudades y barrios, hay múltiples evidencias de que se han elevado los niveles de inseguridad inespecífica percibida. Al poso de tristeza de la yuxtaposición de duelos múltiples, se añade la saturación y fatiga de los efectivos denominados “de primera línea”, y la demolición de la expectativas para la parte más castigada de la población. Las medidas sociales impulsadas por el Gobierno de España han mitigado, pero no frenado, el incremento de desigualdades. Hemos descubierto la vulnerabilidad de nuestra sociedad, y la incertidumbre planea con su halo de inseguridad. Sin duda un buen caldo de cultivo para la extensión de los discursos de odio.

Ya tenemos algunos alarmantes indicios de ello, en la creciente estigmatización de determinados colectivos, o en los movimientos de las denominadas “patrullas ciudadanas”.

En este contexto de gran complejidad, la convivencia y la cohesión deben de pasar a ocupar un espacio central en los planes de regeneración. Las políticas denominadas “de convivencia” deben dejar de ser las hermanas pequeñas de las políticas sociales, para ocupar un rol preponderante, o cualquier esfuerzo paliativo será en vano.  Quedarnos únicamente con las necesarias respuestas de corte asistencial es cortoplacista, y contribuye a reproducir el sistema de desigualdad. Hay que armonizar y hacer compatibles la dotación extraordinaria de los recursos para cubrir las necesidades básicas, con los proyectos transformadores que requieren necesariamente una cocción lenta.

  • Planes de convivencia. Hará falta una hoja de ruta estratégica, sustentada sobre renovados consensos. Debe incluirse de manera prioritaria en los planes locales de regeneración.
  • Diagnósticos participativos. Evaluación de impactos teniendo en cuenta datos cualitativos emanados de la suma de diversas percepciones. Estos ejercicios de conocimiento compartido ayudaran a que las medidas de regeneración se visualicen como esfuerzos compartidos, y no una carta de servicios unidireccional de la administración hacia los ciudadanos.
  • Mapas de conflictividad. Hay que sistematizar y realizar cíclicamente estudios que permitan medir la “temperatura” de los barrios. Todas las variables deben confluir en un único “índice de convivencia” que arroje información actualizada.
  • Fortalecer el trabajo preventivo en red: a partir de la intervención comunitaria. Está demostrado que los procesos comunitarios generan comunidades más organizadas, y más resilientes, capaces de hacer frente a los retos y las dificultades con un incremento de la conciencia de la responsabilidad individual y colectiva.
  • Programas específicos de prevención de la radicalización y el extremismo violento. Más allá de las propuestas policiales, y en estrecha colaboración, intentar abordar las causas subyacentes.
  • Reforzar los dispositivos de mediación, sensibilización y gestión alternativa de conflictos, en dos ámbitos fundamentales: el espacio público y los centros educativos de enseñanza secundaria.
  • Visibilización de las políticas de convivencia y civismo. Así como los coches patrulla, por su sola presencia, generan una mayor sensación de seguridad, debemos empezar a hacer visibles los dispositivos vinculados a la prevención y la gestión de conflictos: puntos móviles, sistemas visibles de prospección del espacio público,… Cuidar la comunicación en las políticas de convivencia y vincularlas con el eje “sin convivencia no hay calidad de vida” y con un relato coherente del progreso social y económico de la ciudad.

Son sólo algunas ideas, una invitación a avanzar. Porque la repetición tautológica de los mantras, discursos y sistemas de intervención actuales no servirá; necesitan una actualización, aprovechando precisamente la experiencia de largo recorrido que ya hemos inventariado, especialmente en algunos municipios urbanos.

Convivencia

 

 

Verdades incómodas: ¿por qué las patrullas ciudadanas son una mala y peligrosa idea?

Últimamente asistimos a un repunte de la preocupación ciudadana en relación con la seguridad. Un repunte, suscribo, inducido y premeditado como explicaré más adelante. Especialmente en las redes sociales, pero también en algunos medios de comunicación tradicionales, han emergido determinados perfiles, personajes, o grupos que promueven la supuesta autoorganización ciudadana, para suplir lo que se interpreta como una dejadez en las funciones de los cuerpos y seguridad del Estado, en los diferentes niveles, desde la policía nacional, los Mossos o la policía local.

El mensaje es claro: ante problemas de orden público, delitos, robos con violencia y contra el patrimonio, violencia de género, ejercicio de la prostitución, reyertas, etc, la administración no consigue la suficiente acción preventiva o punitiva y se supone que –según el imaginario de estos grupos- con la presión hacia el delincuente y hacia la administración, los problemas de seguridad se solucionarán.

Primero de todo remarcar que se trata de un ejercicio de pensamiento mágico: “solucionaremos el problema de seguridad entre unos cuantos vecinos, vigilando y haciendo ruido”. Nada más lejos de la realidad. No hay ni un solo indicio, ni un solo estudio, ni un solo indicador que demuestre que en zonas donde se han implementado “patrullas ciudadanas” mejore la percepción, ni los datos reales, sobre los delitos.

Se trata de una versión de pensamiento individualista: la era del bricolaje, del “hágalo usted mismo”. No sólo usted puede ser su propia policía: usted puede hacer mejor de policía que la policía.  Bien, veamos algunos desajustes que esto plantea:

  • Es el Estado en nuestros sistemas democráticos quien tiene el monopolio de la violencia y, por tanto, el único que puede ejercer el poder coercitivo que lleva consigo. Cualquier otra consideración nos lleva al enfrentamiento civil, unos contra otros, con sesgos subjetivos a los límites que poco a poco se irán diluyendo. El caos, vamos.
  • Las patrullas ciudadanas son una importación del paradigma yanqui. Es decir, maximización de las iniciativas de seguridad individuales (por ejemplo llevar armas), seguridad privada para quien se la pueda permitir, etc… En el contexto europeo suponen un elemento disruptivo incorporado por ideologías de esa derechona pseudo libertaria que dice “¿me va usted a decir a mí si puedo beber vino o no?”
  • Políticos mediocres y peligrosos para la convivencia no dudarán en cubrir sus carencias o escalar en sus valores demoscópicos ayudados por la confrontación del pueblo contra el pueblo, pobres contra pobres, o contra enemigos ficticios o chivos expiatorios (últimamente los MENAcumplen esa función a la perfección).

En mi modesta experiencia permítanme decirles que no creo en la generación espontánea. Detrás de ciudadanos y ciudadanas con los miedos propios de la vida urbana, de la falta de expectativas, del temor al retroceso del ascensor social; detrás de activistas bienintencionados, se larva una estrategia profunda, discreta y tenaz, auspiciada por los generadores de fakenews de la ultraderecha y los nacionalismos identitarios, los secuaces de Bannon. El objetivo: generar red y desestabilizar el sistema.

Parte fundamental de esta estrategia desestabilizadora son las páginas de “denuncia” que continuamente nos reportan los delitos que se detectan en una población determinada. La intención es evidente: generar un estado de alarma propicio para proponer después determinadas medidas. Imaginemos que un espacio fuera relatando en tiempo real todos los casos de enfermedades infecciosas de una población. ¿Mejoraría nuestra sanidad? En absoluto, pero crecería la paranoia colectiva. Ese es, justamente, el objetivo de los “Helpers” y compañía.

Dicho claramente: es un error considerar que la mayoría de la gente preocupada que forma parte de estas “patrullas ciudadanas” o las fomenta, sean fachas. Como también es un error no ver que detrás de la estrategia hay una agenda oculta de la ultraderecha. Hay que empezar a destaparla. Pero además de hablar claro, van a hacer falta otras cosas. Porque no deja de ser cierto el incremento de indicadores de inseguridad, real y percibida.

  • Más estado del bienestar. Efectivamente, el Estado social debe ser nuestra zona de confort común. Debe contribuir a reducir los factores de vulnerabilidad tanto a nivel individual como colectivo. Y tanto la convivencia como la seguridad deben fortalecerse. No quiero buscarme la vida para estar más seguro, quiero que lo hagamos desde el sistema, con todas las garantías, para el bien común.
  • Una izquierda sin complejos que levante la bandera de la seguridad: una seguridad integral, que incorpora tanto la necesidad de mantener nuestra integridad material, física, psicológica, como la necesidad de mantener nuestra dignidad, nuestras expectativas dignas de futuro.
  • Apostar por la participación de la ciudadanía, desde la perspectiva de la co-producción de políticas públicas de seguridad. Reforzar comunidades resilientes, las iniciativas mediadoras y de resolución pacífica de conflictos. Fortalecer el trabajo preventivo en red: a partir de la intervención comunitaria generar o reforzar espacios compartidos de formación, diálogo y reflexión para establecer estrategias de intervención que sean reconocidas como propias por parte de todos los protagonistas. Esto debe servir para construir un discurso común e inclusivo sobre la convivencia en los barrios, un discurso que señale los retos del territorio sin estigmatizar espacios ni colectivos.
  • Menos visión reactiva y más mirada larga. Tener visión estratégica y habilitar conexiones y complicidades entre el sector público y diversos ámbitos de la sociedad civil.
  • A nivel local reforzar los dispositivos de seguridad y convivencia de proximidad, que están en primera línea y puedan jugar un papel fundamental. Incorporar elementos disuasorios como la instalación de cámaras en los puntos calientes.
  • Lealtad y colaboración institucional. No podemos dejar solos a los Ayuntamientos, que están lidiando con escasos recursos para levantar la crisis social que está dejando la pandemia de la Covid-19. Si es necesario, promover cambios de legislación que endurezcan las penas por multi reincidencia.

Vamos a contracorriente, y llegamos ligeramente tarde, pero es necesario denunciar a quien sirven, conscientemente o no, las autodenominadas “patrullas ciudadanas”, y abordar las causas profundas sobre las que se apoyan estos fenómenos. El momento es grave, con un sistema democrático desprestigiado por errores propios y ajenos, en un panorama de importantes desigualdades. Un caldo de cultivo perfecto para que avancen los discursos del odio, el miedo y el resentimiento. Debemos detenerlos.

ojo

Més enllà de l’assistencialisme: enfortir els vincles comunitaris per garantir la convivència

A l’escenari que tenim per davant els Ajuntaments, novament, estarem a la primera línia de foc de les polítiques socials. Els pressupostos municipals minvaran, i les urgències socials a atendre seran més, i més punyents. I en aquestes circumstàncies serà difícil però peremptori no caure en un cert biaix assistencialista. Miro d’explicar-me.

Reforçar l’estat del benestar no és només garantir prestacions i d’altres mesures pal·liatives, per altra banda imprescindibles. En els plans de regeneració (deixo la paraula reconstrucció per altres circumstàncies encara més dramàtiques), al costat de l’assistencialisme i les polítiques predistributives, hem d’incorporar, mantenir, reforçar i actualitzar aquelles iniciatives comunitàries que promouen barris més resilients, que reforcen els llaços i les identitats inclusives. Calen nous plans de convivència.

Si volem trencar el cicle de les desigualtats, hem de garantir també la qualitat de vida relacional. Les xarxes relacionals de l’individu també són motor d’integració: oportunitats de formació, de participació política, de lleure. Són espais públics amables, o amb una lectura diferent que faci esclatar els estigmes; són accions a medi obert; són cura, acompanyament i acollida… Els intangibles que fan d’argamassa de les societats. Són el lloc dels relats inclusius que traspuen un projecte sociopolític i ètic de societat. Aquesta batalla no serà només sanitària, ni econòmica. Està en joc la nostra capacitat d’articular relacions i aliances als territoris més desfavorits. Serà necessari blindar la pau social davant els que estan interessats en fer-la volar pels aires. 

Les normes consuetudinàries de la nostra existència urbana es negocien i renegocien constantment. La ciutat és acord. El progrés econòmic i social es sustenta sobre aquesta negociació quotidiana de la convivència. I venen mals temps: increment de les desigualtats, tensions socials, influx de tensions populistes al caliu de noves inseguretats i incerteses, estigmatització de col·lectius i territoris, onades xenòfobes… Només amb potents processos de construcció i desenvolupament sociocomunitari, que promoguin la convivència intercultural, ens en podrem sortir. I no parlo de bones paraules, sinó de plans, programes, pressupostos… i responsables preparats.

Els problemes són reptes que ens porten a coneixements inèdits, amb el seu cisell ens donen forma, individual i col·lectivament. Caldrà sortir de l’autocomplaença. El que hem fet fins ara serveix com a coneixement acumulat, però cal una nova evolució de les polítiques de convivència, un spin-off basat en el predomini de les metodologies pròpies de la intervenció comunitària. És la cara soft de les polítiques socials, aquella que garanteix la coreografia de relacions, espais de transformació i intercanvi simbòlic als nostres barris. Encara se’n parla poc i no s’hi inverteixen suficients recursos. Però ho haurem de fer.

La intervenció comunitària s’ha mostrat com una eina suficientment versàtil i, al temps, eficaç, per a la generació de comunitats més fortes, actives i conscients als territoris. Els processos comunitaris han demostrat que permeten que els territoris comptin amb una organització pròpia per afrontar qualsevol repte. Si atenem a la seva forta dimensió organitzativa i relacional, l’organització comunitària passa a ser una estratègia clau per afrontar i sortir de la crisis.

La proposta per passar dels plans de xoc a plans de transformació: generem o actualitzem Plans de Convivència que prioritzin aquesta vessant comunitària, generadora de trobades improbables, noves narratives, nous relats impregnats de reptes que ens uneixen. Esmercem recursos en enfortir aquest entramat de vincles. Apostem per la interdependència i els projectes col·laboratius. Construïm una identitat inclusiva basada en un “nosaltres” plural, l’egregor, la pertenència en positiu, implicada i propositiva. No és un repte menor: sense un clima de convivència adequat, sense aquests vincles que fan més fortes i conscients a les comunitats, i malgrat tots els esforços que es facin, no hi ha progrés social ni econòmic possible.

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El coronavirus como excusa

En el fondo nos encandilan los apocalipsis. Queremos ser el cornicen que anuncie la desolación a todo pulmón. Un poquito del fin del mundo (no todo, no sea que nosotros también fenezcamos) nos evoca quizá la expiación de los pecados de nuestra civilización. Estamos profundamente influidos por la estética Mad Max y del final de los tiempos en el cine, el cómic y las series, siempre inspirador. Nuestras sociedades oscilaron en algún momento desde el optimismo “hacia el lado opuesto, hacia el polo de expectativas distópicas fatalistas” (Bauman). Es por eso que nos regocijamos en el morbo apocalíptico.
La sociedad de la hipérbole lo es también para propagar la paranoia. La alerta sanitaria que conlleva la posibilidad de una pandemia mundial es un detonante sordo para las cloacas de nuestra conciencia. Ya pasó en los inicios del SIDA, que para muchos semejaba una plaga divina sobre homosexuales y drogadictos. El miedo siempre es el mejor de los acicates para el odio. El odio siempre es la mejor de las expresiones del pavor que lacera nuestro ser más profundo y primitivo.
Cuando al miedo de nuestras expectativas, lastradas por la avería del ascensor social y por el paisaje roto que deja una crisis, se le suman otros miedos, como puede ser el de una epidemia, los monstruos comienzan a emerger. Cuando estos miedos se pueden focalizar sobre un colectivo, sobre el que pesan estigmas, zonas opacas que refractan al conocimiento, tenemos un chivo expiatorio de manual. Así la comunidad china pasa a ser sospechosa de ser portadora de una enfermedad que podría afectarnos a nosotros, a nuestros hijos, a nuestros mayores. Crecen entonces esas miradas de desconfianza. Esas que se nos escapan a todos. Los comentarios espetados de soslayo anuncian brechas que se ensanchan: “yo voy a estar una temporada sin comprar en el chino…”. No hay pues, en estas reacciones, ni un ápice de racismo ideológico. Es algo más atávico.
Las asociaciones representantes de la ciudadanía de origen chino en Barcelona o Santa Coloma de Gramenet, han suspendido los actos del Año Nuevo Chino. No hay detrás de esta decisión nada que tenga que ver, directamente, con la alerta sanitaria. Hay mucho que tiene que ver directamente con la alarma ciudadana focalizada sobre un colectivo. Pesa sobre nuestras conciudadanas y conciudadanos chinos una presión dura que deja un poso de melancolía. No hay muchas ganas de celebrar nada, y es lógico. Todo el proceso de expansión del virus es doloroso desde muchos puntos de vista, uno de ellos la autoestima y el orgullo de una sociedad poco individualista. China está triste. Ergo los catalanes y catalanas de origen chino están tristes también, y también tienen miedo. Parecería que lo mejor es tirar para adelante y celebrar como si no hubiera pasado nada. Pero es preferible aparcar las grandes celebraciones que tener que soportar que mañana alguien señale a la comunidad, ante el primer caso confirmado.
La paranoia del 2019-nCoV ha dejado sin mascarillas las farmacias de diversos puntos de España. Pero más allá de esto, que al final repercute en positivo en el bolsillo del fabricante, dejarnos llevar supone una jalea rica en alimento para otra enfermedad quizás más letal que cualquier virus.

coronavirus

Els MENAs a Catalunya: ordre, cor, plans!

Els fenòmens NIMBY (Not In My Back Yard) expressen el rebuig per part del veïnat d’una zona determinada a la instal·lació d’un equipament o servei que, si bé estimen necessari, creuen que vindrà a modificar (a pitjor) el transcurs de la vida a aquesta zona. Ja són famosos moviments de rebuig a la instal·lació de mesquites, crematoris, antenes, centres d’atenció a les toxicomanies, i més darrerament hem vist moviments de rebuig a la instal·lació de centres de menors especialitzats en els Menors Estrangers No Acompanyat, els anomenats MENAs. Salvant les distàncies en la comparació, si us plau, i simplificant al màxim, la cosa seria la següent: “jo ja estic d’acord que hem de tenir contenidors al carrer, però no me’ls posin davant de casa meva, que fan pudor”. El problema és que han d’anar davant de casa d’algú…

Els fets d’El Masnou, Castelldefels, Rubí o Calella no són nous, però la seva multiplicació a territori català, i la seva aberrant sinceritat potser ens està dient alguna cosa. Des del meu punt de vista, ens està assenyalant el camí: ordre, cor i plans.

  • Ordre. Cap col·lectiu, sigui quin sigui, no pot exercir cap indici de coacció envers una comunitat. No pot ser que hi hagi una part de la ciutadania que canviï els seus recorreguts per una intimidació no explícita, però real. “El barri s’està posant difícil, millor no passo per determinats carrers”. No s’ha de criminalitzar cap col·lectiu, però s’han de prendre totes les mesures coercitives de que disposa l’estat, en els seus diversos nivells, davant de les actituds individuals, com per garantir una millora en la sensació d’inseguretat. Si ens sentim insegurs, amenaçats, potser desprendrem més odi contra aquells que suposem que són els responsables del nostre estat. Projectarem a sobre dels més dèbils les nostres frustracions. I tindrem servit l’enfrontament civil. Més ordre no vol dir menys llibertat. La seguretat va també lligada a la convivència i, per tant, al progrés econòmic, la cohesió social i la qualitat de vida.
  • Cor. Els veïns i veïnes que expressen el seu rebuig pel que consideren una intromissió davant un projecte de servei o de recurs que genera inevitablement un canvi a l’entorn expliquen una història que ha de ser sentida. Qualificar-los de manera simplista i generalitzadora com a “racistes” o “manipulables” ens fa perdre una quantitat d’informació necessària per analitzar els problemes amb rigor. Hem de promoure el treball comunitari per tal que aquestes situacions ens agafin amb comunitats més fortes i cohesionades, des de la solidaritat i la concòrdia. “Solidaritat” deriva de solidus, la qualitat de sòlid, ferm, compacte; per tant, si volem una societat sòlida i cohesionada, hem de treballar des de la solidaritat. Aquest treball, a mig termini, millora les relacions entre les institucions i la ciutadania, i permet un marc de confiança, complicitat i aliances, indispensable quan s’han de prendre les decisions que poden afegir tensió. L’objectiu: evitar la guerra de pobres contra pobres.
  • Plans. Disposar de protocols d’actuació nítids en cas d’expressions ciutadanes polaritzades i amb risc per a la convivència, tipus NIMBY. Ja tenim un cert bagatge d’experiència de polítiques de convivència als ajuntaments. Posem-lo en moviment de manera professional. D’altra banda, el Govern de la Generalitat ha de fer quelcom més que recolzar-se en els municipis i assenyalar l’origen racista i manipulador de les protestes veïnals. Té l’obligació de fer una previsió, sustentada sobre recursos. Algunes de les accions impulsades en aquest tema pel Govern es poden titllar, com a mínim, de poc planificades. I això, en aquests temes, és sinònim d’irresponsabilitat.

Ordre, cor, plans. Tres breus apunts per un tema molt complex. No he volgut entrar en altres elements que hauríem de tenir molt en compte, com ara la gestió de la comunicació en moments de crisis. Apunto només el més bàsic, ja que hem de ser conscients que entrem en un moment històric en el que el creixerà el rebuig a l’altre, a qualsevol “altre” que pugui ser interpretat en un moment donat com a competidor o “usurpador” del patrimoni material o immaterial de les comunitats. Això es mostrarà així de manera cada cop més obscena i descarnada. La responsabilitat doncs d’aquells que volem treballar per a la convivència i la cohesió és esdevenir cada cop més solvents, més professionals i més rigorosos.  Hem de passar dels lemes als plans, de les bones paraules als resultats, de la simplicitat del bonisme a la gestió de la complexitat. Ens hi juguem molt.

NIMBY Rubi

 

6 Claus per a noves polítiques de convivència

La dicotomia entre concòrdia o discòrdia passa a ser un dels reptes principals de les nostres urbs per als propers anys. I no és un repte menor: sense un clima de convivència adequat no hi ha progrés social ni econòmic possible. Complementant l’assistencialisme i les polítiques predistributives, es mou  un nou espai en el que es pot incidir a través de polítiques de proximitat impulsades pels ajuntaments. Són les polítiques de convivència, aquelles que garanteixen la nebulosa de relacions, espais de transformació i intercanvi simbòlic, que construeixen noves identitats inclusives, noves narratives, noves oportunitats de participació política i social. Són la cara soft de les polítiques socials. Encara se’n parla poc d’elles i no s’hi inverteixen suficients recursos. Encara han d’evolucionar. Desgranaré a continuació els elements que considero indispensables per al seu desplegament.

El desenvolupament de les polítiques de convivència requereix d’un ecosistema sustentat sobre dos requisits fonamentals:

  1. Voluntat política explícita per treballar la convivència a mig termini.
  2. Bones polítiques socials que limitin la lluita pels recursos escassos per part de la població més desfavorida.

La visió d’aquestes polítiques ha d’estar impregnada de les següents referències:

  • Governança i acords de proximitat, pactes de col·laboració que requereixen de transparència i nous espais participatius.
  • Perspectiva ciutadanista, sustentada en la igualtat de drets i deures de ciutadania, allunyada de la discriminació (activa o passiva) i del bonisme.
  • Perspectiva d’interseccionalitat. Cercar nous significats i nous usos, redimensionar la cosa pública en la renegociació constant de les normes consuetudinàries implica tenir presents molts dels eixos de desigualtat. Perspectiva interseccional, i metodologia transversal.
  • Excel·lència. Sortir de la intangibilitat, fomentar bones avaluacions. Exigir resultats.
  • Col·laboració públic/privat, més enllà dels focs d’encenalls i de les paupèrrimes accions d’RSC.

I, així, els àmbits concrets d’aplicació d’aquestes polítiques de convivència serien:

  • COMUNICACIÓ. Sovint oblidem la seva importància en les polítiques de convivència. Les tasques d’informació i sensibilització són fonamentals (i això requereix una bona comunicació), i a més hem d’enfortir i generar noves narratives que pivotin sobre l’eix “sense convivència no hi ha progrés econòmic ni social”. Els barris són també la història que s’expliquen col·lectivament, la unitat bàsica de creació de valor a la societat. Ajudem-los amb expertesa professional a generar aquest relat basat més en les seves potencialitats i reptes compartits.
  • INTERVENCIÓ COMUNITÀRIA. Una metodologia capaç de definir una estratègia conjunta, recollint veus plurals; capaç de superar les visions particulars i estimular les estratègies col·laboratives entre institucions, professionals i ciutadania. Revalorització de col·lectius i territoris a través de la reapropiació i noves identitats. Com deia Lederach “quan es constitueix un espai nou, llavors aquest espai esdevé transformador per si mateix”.
  • MEDIACIÓ I GESTIÓ ALTERNATIVA DE CONFLICTES. Reconèixer el conflicte com una constant en les relacions humanes, i que té les seves expressions particulars als entorns urbans densament poblats. Utilitzar la mediació com a eina de transformació social, i definir equips que vagin més enllà dels aspectes formals i “de despatx”, sortint al carrer, prospectant, avançant-se a les situacions.
  • ESTRATÈGIES DE PREVENCIÓ DE LA RADICALITZACIÓ I L’EXTREMISME VIOLENT. Per tal de combatre la radicalització, les respostes repressives per sí soles no són suficients. Cal també aplicar mesures de prevenció per tal d’abordar les causes subjacents. Contribuir a la consolidació d’una ciutadania resilient e inclusiva per prevenir la radicalització violenta.
  • LA GESTIÓ DE LA DIVERSITAT RELIGIOSA. Un fenomen que parteix de les creences íntimes i particulars, per tenir la seva expressió pública. La diversitat religiosa és un fet estructural i creixent a les nostres societats. Des de la laïcitat, promoure institucionalment les relacions interreligioses, i aquelles iniciatives que fomentin la inclusió dels centres de culte com a agents socials del territori.
  • ACOLLIDA. Les polítiques d’acollida són les més vestibulars de les que tenen a veure amb la població immigrada o sol·licitant d’asil. Cal reforçar els serveis que esdevenen la primera presa de contacte de persones d’origen estranger amb les institucions de la societat d’acollida. Especialment interessant és invertir en projectes que treballin de manera integral amb famílies reagrupades, per tal de prevenir efectes perverses i generació de noves borses de marginalitat. Encara més important i tenim en compte que provablement estem a les portes d’una nova onada migratòria

Al final és cert que per tal que la convivència sigui un fet, cal l’ingredient protagonista: la gent que majoritàriament vol viure en pau amb el seu veí o veïna. La gent que fa la ciutat cada dia, la pulsió viva dels nostres carrers que fan possible la coreografia de relacions que configuren els nostres barris. Nosaltres només podem contribuir el millor possible a reforçar-les, fent de la ciutat un gran projecte col·lectiu, inclusiu de totes les diversitats.

Conclusió: posem nom a la cosa, «polítiques de convivència». Posem recursos i les llums llargues, i fem molt treball de proximitat.Flechas por un tubo

Ni racistas ni buenistas. Por una reflexión serena y responsable sobre la inmigración.

Para bien o para mal, la mayor parte de veces para mal, la situación de las personas de origen extranjero que eligen nuestra tierra como lugar de paso o para establecer un nuevo proyecto vital acapara buena parte de los discursos políticos, incluidas las discusiones tabernarias, familiares o las disquisiciones de sesudos gabinetes.

Algo huele a precario en la incipiente experiencia en materia de acogida y gestión de la diversidad que se impulsa desde los diversos niveles del estado y de una voluntariosa sociedad civil. Es cierto que ya se acumula know how, que hemos recopilado pistas para dibujarnos planes y programas, y que contamos con un cúmulo de buenas y malas prácticas que configuran un acervo interesante. Y no es menos cierto que el encorsetamiento de lo “políticamente correcto”, especialmente en el ámbito de la izquierda no ha permitido un necesario y sereno debate. Hemos dejado flancos inquietantes al descubierto.

En la antesala de una nueva oleada migratoria, que sostendrá nuestro sistema ante los desequilibrios demográficos de un occidente envejecido, bueno será que nos tomemos un tiempo para dilucidar las implicaciones del fenómeno en todos los órdenes a los que afecta, que no son pocos: progreso económico y calidad de vida, desigualdades y desequilibrios del estado del bienestar, auge de los nacional populismos, construcción de identidades inclusivas, nuevos pactos de convivencia en diversidad… Un desafío para el que necesitaremos mucho trabajo de fondo, sostenido y audaz, en el que poco o nada ayudan los antiracismos de manifiesto, pancarta y megáfono.

Vamos a empezar por lo obvio:

  • Todas las doctrinas de superioridad racial son burdos intentos de enfrentar a pobres contra pobres, provocando o fortaleciendo los desequilibrios en las relaciones de poder de unos colectivos sobre otros. Son científicamente absurdas, moralmente deleznables y socialmente injustas.
  • La incorporación de la ciudadanía de origen extranjero, mayoritariamente de extracción social baja, ha hecho presión sobre las grietas del estado del bienestar. La inmigración no es un problema, pero en algunos aspectos la vida social se problematiza con su incorporación. Persistir en negarlo nos hace parte del problema.

Guerra entre parias

Los extranjeros y las extranjeras que llegan han tenido que soportar en mayor medida las penurias de la crisis económica, y esto no ha favorecido su plena incorporación. Mal negocio para la deseada integración bidireccional, el vínculo potente de la ciudadanía con el proyecto colectivo que es un barrio, una ciudad, o una nación, y sin el cual es impensable la convivencia.

Imagínense el cuadro de vectores que influyen sobre una persona extranjera: a la fuerza gravitatoria que arrastra hacia abajo a la clase trabajadora en general en esta salida de la crisis ante la avería del ascensor social (su poder adquisitivo real habrá bajado como poco un 15% en los últimos años) súmenle otro vector negativo, fruto de los efectos de la llamada “asimilación descendente” (las siguientes generaciones tienen más dificultades para mantener el estatus socieconómico de partida), lo que multiplica la velocidad de caída, y algo más si resulta que el colectivo son jóvenes o mujeres, sobre los que pesa la yuxtaposición de diversos ejes de discriminación. Si además añadimos una resistencia expresada en términos de aculturación, que mina los pilares del individuo conduciendo a la desagregación, y otros factores en la órbita del síndrome de Ulises, tenemos un cóctel perfecto para que se traspase el límite del desapego, ese punto en el que se duda del autoreconocimiento como miembro de una sociedad.

Un dato que ilustra el amargo caldo de desigualdades en el que tenemos que cocinar una nueva convivencia es que si el riesgo de pobreza de la población autóctona en Catalunya ronda el 15%, el de la población de origen extranjero es del 40%. No es de extrañar que en determinados colectivos haya penetrado con facilidad un discursos victimista, al que una parte de la izquierda se suma con ese antirracismo “de la voz y el gesto”, pueril y “bienqueda”.

Por otro lado,  vastos sectores de la población “autóctona” se encuentran en tierra de nadie. Les vendieron que eran clase media y les mintieron. Como no son pobres, no acceden a las ayudas. A la dificultad por llegar a final de mes se le suman los malabarismos de la conciliación. Se sienten olvidados, y tienen algo que perder, así que se defenderán. Si cuando expresen sus miedos les tratamos de racistas, los perderemos irremediablemente.

En este marco se hace evidente la competición por los beneficios sociales del estado del bienestar, y resurgen los movimientos que reclaman la “preferencia nacional” (los catalanes o los españoles primero), convirtiendo el temor, la desigualdad y la incertidumbre en acicates de la lucha entre sujetos de una misma clase social. La guerra sin cuartel de parias contra parias. A pesar de contribuir con creces lo que reciben, se impone la percepción de que los inmigrantes compiten con los autóctonos por los recursos del estado del bienestar, y reflejan el lugar al que éstos últimos no quieren volver. El racismo convence conectando con los intereses egoístas, ideales patrióticos más o menos trasnochados, y la necesidad de seguridad. El discurso antirracista va a menudo a remolque. Como todo en esta vida los discursos extremos pro/anti se responden, se explican mutuamente y se retroalimentan (aunque ello no los sitúe en la misma escala moral).

Crack29

Un juego de artesanía e ingeniería

El asistencialismo mecánico de las políticas sociales, de su parte más troncal (educación, salud, protección social), se le ha de dotar de más recursos. Debemos garantizar el mantenimiento de una renta suficiente para la vida digna. Para esa mecánica dura necesitaremos ingenieros e ingenieras.

Pero no será suficiente. Debemos hacer florecer también la otra parte del estado del bienestar. Una parte más soft, pero que genera la nebulosa de espacios que devienen por sí mismos transformadores (espacio o esfera pública desde la mirada de Habermas, como espacios de comunicación e intercambio simbólicos). Zapadores en pos de los encuentros improbables, nuevas narrativas, nuevos relatos alejados del buenismo, impregnados de los retos que nos unen. También nuevas colaboraciones entre lo público y lo privado, que alumbren nuevas oportunidades más allá de los fuegos de artificio y las paupérrimas acciones de RSC. Revalorización, reconocimiento y legitimación de todas las partes para construir un nosotros plural; oportunidades de formación, de participación política y de relación social; espacios públicos amables y útiles; acciones a medio abierto, acompañamiento y acogida… para toda esta orfebrería necesitaremos artesanos y artesanas.

Requerimos evaluaciones serias que saquen de la intangibilidad a los proyectos sociales. Exigir resultados, no discursos. Buscar la excelencia. Ver dónde se sobreinterviene, y qué sectores de la población quedan sistemáticamente fuera de todo programa.

Tocará también ser eficaz desde el punto de vista comunicativo, tomar la iniciativa para explicar que diversidad es creatividad y progreso, que una buena política migratoria es también una buena política para el mantenimiento del sistema de pensiones. Hay que dejar de estar a la defensiva para afirmar que murió el mantra que nos decía que la desigualdad es un precio a pagar por la eficiencia del sistema. Debemos exponer que la creciente brecha de desigualdad frena el crecimiento económico a largo plazo (las economías desiguales son menos competitivas); que no es un problema de escasez, sino de redistribución; que si sufren siempre los mismos no es buen negocio para el conjunto de la sociedad. Que necesitamos más políticas predistributivas y redistributivas, y que todo lo demás son paparruchas.

Nos adentramos en un momento de aceleración, expansión e intensificación de conflictos en contextos de elevada diversidad. El prejuicio parece extenderse, y la práctica demuestra que no es suficiente munición armarse con indicadores, datos, o un ejército de fact-checkers. Si el marco mental explica la realidad a partir de una amenaza interna llamada inmigración, los argumentarios chocarán contra una pantalla invisible, impidiendo modificar las estructuras prefijadas. Sólo nos queda fortalecer el estado del bienestar y presentarlo como el espacio de seguridad para todos y todas.

Ya dije hace un tiempo que la nuestra es una sociedad de elevada tolerancia a los populismos y que todavía tenemos que ver una xenofobia particularmente descarnada y obscena, como nunca la habíamos visto. Si las instituciones parecen tabernas, las tabernas serán campos de batalla. Ojo, porque una nueva desaceleración mundial nos va a pillar recomponiéndonos todavía de la crisis. Nuestra economía tiene algunos hechos diferenciales que harán las delicias de los populismos, siempre al acecho de un buen chivo expiatorio sobre el que volcar todos nuestros males y frustraciones, individuales y colectivas. El paro de larga duración, la mayor tasa de empleo temporal y el aumento de la desigualdad y la pobreza nos destaca de la media de los países desarrollados, con el agravante de que estos tres factores afectan especialmente a los jóvenes. Toca pues salir de la pancarta y coger pico y pala. Luces largas y trabajo de proximidad para poner barricadas más útiles que las que se construyen con neumáticos en cualquier manifa. Nos va mucho en ello.

Bienestar

 

El diàleg interreligiós a Santa Coloma perd el seu referent associatiu

Ahir dia 27 de juny ens vam reunir prop de 50 persones a la Biblioteca Can Peixauet per certificar, en un senzill i emotiu acte, la desaparició oficial de l’Associació Colomenca pel Diàleg Interreligiós (ACDI).

Entre els presents, l’actual junta i la presidenta, la Mercé Penalba, assistida en tot  moment per la incansable Maria Jesús Zabalza, i l’ànima (i el cervell) dels primers moments, en Rafa Crespo i il·lustres com ara Mn. Jaume Aymar. També representants de la comunitat musulmana Tajdid, així com de la Federació Comissió Superior de la Cultura i dels Musulmans Catalans (FEDERACSCIM). Absents per diversos motius, però molt presents en les diverses intervencions, van ser l’Agustí Viñas, en Joan Medrano, Taoufik Cheddadi, Pol Ackoo o la Maria Font. L’Ajuntament de la ciutat estava representat pel regidor Lluís Fuentes, responsable de Drets Socials i representants tècnics del servei de convivència, la directora de la biblioteca, la Lourdes Reyes, així com del Projecte d’Intervenció Comunitària Intercultural (ICI).

La història de l’ACDI es remunta a 2004. La ciutat va patir aleshores un d’aquells fenòmens de rebuig que posen a prova les resistències del teixit social, quan alguns veïns del barri de Singuerlín es van negar a l’obertura d’un centre de culte musulmà. D’aquell conflicte, d’aquella negociació, ja van sorgir algunes iniciatives de diàleg i coordinació entre les diferents confessions, i es va evidenciar la necessitat de disposar de referents veïnals que poguessin donar suport a l’acció de l’administració quan succeeixen situacions d’aquestes característiques. Quan les coses es posen realment difícils els moments d’aprenentatge col·lectiu es multipliquen. Va ser llavors que es va generar un espai de diàleg interreligiós en el marc d’un projecte municipal aleshores també incipient: la Xarxa de Transmissió de Valors.

No va ser però fins al novembre de 2005 que no es va explicitar la necessitat de constituir una associació, en el benentès que el diàleg interreligiós no podia dependre de la conjuntura política de torn, precisament per la importància de la qüestió a  l’hora de bastir la convivència a la ciutat. I encara va trigar quasi tres anys en materialitzar-se la proposta: el 28 de novembre de 2008 es presentava, a la Sala Brossa de la Biblioteca Can Peixauet.

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Acte de presentació pública de l’ACDI. Novembre 2008. Biblioteca Can Peixauet.

Allò que va nèixer com un espai de trobada vinculat a la Xarxa de Transmissió de Valors esdevenia una entitat. L’impuls institucional cedia doncs el relleu a la societat civil, i junts vam emprendre un camí de col·laboració que duria, els anys posteriors, a algunes de les iniciatives més importants que ha desenvolupat l’ACDI, com ara l’elaboració del Mapa de Creences i Conviccions de Santa Coloma de Gramenet, editat al 2010 gràcies al treball de l’ACDI capitanejat de manera impecable pel Joan Medrano, al suport conjunt de l’Ajuntament, UNESCOCAT i la Fundación Pluralismo y Convivencia (la fundació estatal depenent del Ministerio de Justicia que s’engarrega de la gestió de la diversitat religiosa).

El propi Ministerio de Justicia, a través de l’Observatori del Pluralisme Religiós a Espanya, va arribar reconèixer com a bona pràctica la feina desenvolupada per l’Ajuntament de la ciutat en relació a l’acompanyament a les comunitats religioses en l’obertura dels llocs de culte.

D’ençà n’han passat moltes coses, algunes fetes amb molt bon criteri. Per esmentar un parell, els tallers sobre diversitat religiosa duts a terme en el marc del Programa d’Activitats Educatives Complementàries al Currículum que gestiona el Servei d’Educació Municipal, o les tertúlies que amb periodicitat quasi bé mensual servien de punt de trobada, coneixement i aprenentatge, també a la Biblioteca Can Peixauet.

Arribat a aquest punt, com bé va apuntar ahir el Rafa Crespo, cal fer menció i reconeixement al paper de les biblioteques en la vida de l’ACDI. No podia ser d’una altra manera, si el tarannà d’aquests equipaments ha estat sempre el de servir com a referents de la vida comunitària dels barris i centres de coneixement.

Algunes notes sobre la gestió del pluralisme religiós

  1. S’ha de reconèixer el paper de la gestió pública dels afers religiosos, des d’una perspectiva laica. Un partit de futbol és un esdeveniment privat, però els Ajuntaments han de preveure determinades conseqüències de la seva realització (sovint es reforcen els dispositius de seguretat i transport públic, per exemple). Un important percentatge de la població es declara creient. És irrellevant si ens agrada o no, si ho entenem o no, doncs estem parlant de l’aplicació pràctica d’un dret fonamental reconegut a la Constitució Espanyola i a la Carta de Drets Fonamentals de la Unió Europea. Tant fora de la realitat (i del marc legal) està la posició de qui creu que les religions han d’influir més en l’estat, com qui pensa que les religions es poden circumscriure únicament a l’àmbit privat.
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Fuente: elaboración propia Delgado L., Miralles M. 2016

  1. Per altra banda, és un fet constatat que la instal·lació de llocs de culte afavoreix processos d’integració positius. Tenen capacitat per minvar la marginació al seu voltant i esdevenir una palanca, un punt de suport positiu per determinades interlocucions. Les religions són capital social, i els seus centres de culte també. Hem de reconèixer el paper de les diferents comunitats religioses com a factor de cohesió social i la seva aportació en positiu a la construcció de la vida pública comuna.
  2. Cal apostar explícitament sempre pel diàleg com a fórmula de coneixement mutu, per tal d’harmonitzar diferents maneres d’entendre els espais públics i la vivència individual i col·lectiva de les diferents conviccions presents al nostre territori. És evident que la convivència pot alterar-se amb motiu de conflictes d’índole religiosa, d’altres que poden tenir a veure amb la instal·lació dels llocs de culte, i d’altres que, tot i que indirectament, poden ser percebuts com generats per les comunitats religioses. Per això és important vincular el paper de les administracions en la gestió del pluralisme religiós amb les polítiques de convivència. Per això és important, si les coses es posen difícils, comptar amb referents de la societat civil amb capacitat mediadora.
  3. Tenim debats pendents en relació amb la garantia de l’exercici del dret de llibertat religiosa. Preguntes sense respondre respecte a la ubicació digna dels espais de culte, els menús adaptats a les escoles, l’ús del vel als equipaments públics, l’adaptació de cementiris i enterraments…

La realitat es complexa, i la gestió és complicada. No hi caben simplificacions artificioses ni arbitràries, ni la temptació de l’ajornament sine die que dóna lloc a polítiques més reactives que proactives. Ahir vam certificar l’enterrament d’un projecte, però la idea segueix viva i vigent. Cal que ens posem a la feina. Dins del replantejament a futur de les polítiques de convivència a Santa Coloma, caldrà remarcar la necessitat de generació d’un espai de trobada de la diversitat de conviccions de la ciutat. És cert que la responsabilitat és del conjunt de la comunitat, però també ho és que les condicions s’han d’afavorir a partir de polítiques públiques.

Xenofòbia: el pèndol del populisme post-procés

El procés ha copat les quotes de populisme dels discursos, bé sigui per l’exacerbació a favor o en contra. Enrere ens ha deixat un erm panorama ple de construccions maniquees, distorsions, cosificacions de l’altre… Un bon grapat de ciutadanes i ciutadans s’han convençut que la “seva” postveritat era La Veritat, i que això impel·lia, per una sort de llei de la selecció natural, a l’extinció o la irrellevància de les postures contràries. De ben poc han servit els arguments més racionals, d’una banda o una altra. Els matisos han mort. El dubte és traïció. Les terceres vies són durament castigades a les urnes.

Els perversos algoritmes de les xarxes han estat coadjuvants de la situació, fent-nos emmirallar en continguts propers a les nostres afinitats, actuant com a caixes de ressonància per donar-nos la raó. La temptació del bloqueig i l’unfollow és molt gran.

Hem generat anticossos per conviure diàriament amb la manipulació d’uns i altres. Ja no ens espanta la mentida feta titular. Les piulades ofensives han passat a ser part de la nostra vida quotidiana. La opinió s’ha menjat la informació. Aplaudim els mestres de la prestidigitació, els venedors de fum. Som adoradors exacerbats de la religió del zasca. Amb tot, el resultat és que ens hem convertit en una societat d’elevada tolerància als populismes.

Però el cas és que, tard o d’hora, el debat entre nacionalisme central i nacionalisme perifèric, que tants rèdits ha donat a polítics mediocres i il·luminats, acabarà perdent punch a les tertúlies quotidianes i, en paral·lel, als mitjans. Ja es nota una certa fatiga de materials. I llavors què? Tothom pot intuir la llei universal que apunta la necessitat que té tot buit d’omplir-se de nou. Així passa amb les modes, i també passarà amb l’enorme espai guanyat pel populisme: un populisme serà substituït per un altre.

I com s’omplirà el buit deixat per la dialèctica immobilisme vs. independència? Aquí va una predicció, tant de bo m’equivoqui: serà la xenofòbia, en una forma descarnada i obscena com mai no l’hem vist al nostre país, qui protagonitzarà l’eix dels nostres debats públics i privats. Trumpisme d’aquí i d’allà. Així ha passat al nostre entorn més homologable, sense anar més lluny a les darreres eleccions italianes. Fins ara ens hem lliurat perquè estàvem obnubilats, pensant que la nostra miserable disputa era el centre de l’univers. El món ens mira, dèiem.

Però dintre de poc les mentides que deglutirem amb entusiasme seran sobre la maldat dels musulmans, sobre allò que ens estan robant els immigrants en lo material i en lo cultural, sobre la tendència de determinades cultures a maltractar dones o infants, sobre la usurpació de l’estranger pobre i el llast que la seva pobresa representa per al nostre minvat estat del benestar. Ells i elles, novinguts o ja no tant però diferents, esdevindran el punt de mira a on projectar les nostres frustracions com a societat. Ja ha passat altres vegades, però mai en la història recent no havíem sigut tan permeables al deliri.

Dubto que es pugui evitar, però fora bo que especialment a l’àmbit de les ciutats es reforcin les iniciatives per tal de construir un relat, un nou marc mental que vinculi diversitat i harmonia, convivència i progrés social i econòmic. Potser així podem fer un dic, perquè l’onada serà gran, tant com els populismes presents i passats, o potser més.

discriminacion

Confucio, el puente con China

Recientemente he tenido la ocasión de visitar China, invitado por el gobierno municipal de Jining, para promover las relaciones fraternales y el intercambio con ocasión de la celebración del Festival Internacional de Cultura Confucio. Ahora que andamos ya en medio de las celebraciones del Año Nuevo chino, aquí os dejo algunas de las impresiones del viaje, la mar de subjetivas,  que sin ánimo de hilvanar un estudio de la más mínima profundidad, quizá pueden dar alguna pista para comprender algo más a nuestros vecinos y vecinas venidos de aquellos lares.

Si este modesto relato es posible es gracias al buen hacer de dos amigas y referentes, Shufen Chen y Begoña Ruíz de Infante; la una como verdadera responsable de nuestra presencia allí, y la otra por su cálida compañía, su paciencia, y los conocimientos sobre la cultura y la sociedad china que fueron una referencia básica para sacarle provecho a esta aventura.

Durante seis jornadas visitamos la provincia de Shandong, situada al Este del gigante chino, y en ella las ciudad-prefectura de Jining, Qufu (dentro de la anterior) y la capital de la provincia, Jinan. Para que nos hagamos una idea de las dimensiones, la provincia agrupa unos 100 millones de habitantes, y solo la ciudad de Jining cuenta con ocho millones de almas. Lo de la dimensión no es baladí: allí todo funciona a una escala mayor. Cabe decir que el grueso de la comunidad china en Catalunya no procede mayoritariamente de Shandong, sino del sur de la provincia de Zhejiang, del distrito de Qintian, zona rural, por cierto famosa por sus maestros talladores de piedras.

Un repaso a vuelapluma

Dice mucho de China que no sintiera la necesidad de conquistar otras tierras. Su propio nombre Zhongguo, significa “el país del centro”. Consideraban tener dentro de sus fronteras todo lo necesario. Y si no que se lo digan al primer embajador británico que visitó al emperador manchú a finales del S. XVIII y se llevó puesto un zasca de talla histórica… “no necesitamos nada”. Esto puede que marque gran parte de su visión del mundo pero no es incompatible con la amabilidad, hasta la exageración, las ganas de quedar bien y la predisposición general a echar una mano, cuando lo hemos necesitado. Y cuando no, siempre cabe recurrir a un lenguaje universal: en la estación de Beijing, por el módico precio de 40 Yuanes, pudimos sortear las (inmensas, pero ordenadas) colas y que nos llevaran el equipaje…

Las tardes en los parques nos han deparado imágenes cotidianas que rompen mitos, precisamente porque nos resultan tremendamente familiares: gente en el parque con sus hijos. Familias que disponen de tiempo para el ocio. Recintos turísticos llenos de personas locales. En las calles de Jining, grupos de jóvenes habían conectado sus equipos de sonido y bailaban, divertidos… y a la postre ordenados, diría yo. Todo normal, vamos.

Curiosa la emergente clase media. Buen poder adquisitivo, al mismo tiempo que gran afección por el régimen. Viven el sueño chino. Su mundo es mucho mejor que el que vivieron sus padres, mejor que el que pudieran soñar sus abuelos. Son alegres e instruidos. Falta ver si les siguen en optimismo sus hijos milenials

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Instituto Shandong de Socialismo y Cultura China

Escapándonos momentáneamente del programa oficial del Instituto Shandong de Socialismo y Cultura China, donde tuvimos el honor de estar alojados en el primer tramo de nuestro viaje, entramos en una de las facultades del enorme campus. Hemos visto aulas dignas, funcionales, clases en inglés, elementos para el trabajo online de los estudiantes… Nos acercamos también a las residencias de los estudiantes,  dotadas de su correspondiente olor a hormonas. Algunos elementos externos como el comedor o las tiendas del interior del campus, todavía mantienen ese característico toque cutre “todo-a-cien”, pero todo parece funcionar más que correctamente.

Al contrario de lo que se observa en el conjunto del área urbana, en el campus el uso de la bicicleta es más numeroso que el de los escúter eléctricos. Parece ser que andan ahora preocupados por el sedentarismo de los jóvenes, quizá fruto de la obsesión de los padres por los estudios, dotados de una importante carga simbólica, como una auténtica palanca de ascensor social de una competencia feroz.

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Residencia de estudiantes

Como perico mi única decepción fue comprobar que sigue abriendo más sonrisas el nombre de Messi y del Barça, que el del RCD Espanyol, aunque cuando explicas la presencia de Mr. Chen arrancas algún gesto de complicidad. Nos queda mucha piedra que picar.

Tradición y modernidad

China_yinyang_25En el recinto universitario una colosal imagen de Confucio nos recibe. El lugar es magnífico. Sendos edificios muestran con desparpajo el poder del estado. Dentro del recinto todo es paz y orden. Un jardín precioso, pensado para meditar, nos hace dudar de si se trata de la impostura moderna de algo perdido, o la persistencia perenne, por encima de las eras, de ese “algo”.

Omnipresente el Yin Yang y los hexagramas que predicen el futuro en el I Qing o Libro de las Mutaciones. Los aparentemente opuestos y complementarios que forjan y hacen evolucionar la manifestación. Así es China, pero caramba, es que así somos todos…

digSi uno visita el clúster de desarrollo industrial de alta tecnología en Jining, se cerciora de que lo mejor está por llegar. Es evidente la apuesta por más calidad en el crecimiento económico, más innovación y desarrollo: nuevos materiales como el grafeno, maquinaria pesada, software, biotecnología…

OLYMPUS DIGITAL CAMERAChina_Batou_25Te puedes encontrar con paisajes urbanos propios de Blade Runner, con esa neblina más que sospechosa, atravesados por el extraño contraste de jardines como el de Baotu, en Jinan, con sus 72 fuentes, lugar de encuentro documentado desde hace más de tres milenios, que cuenta con espectaculares pabellones dedicados a una poetisa local del S XI.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Casi todo el mundo, de cualquier edad y condición, ya ha dejado la tarjeta de crédito y todo, todo, se paga a través del teléfono móvil. Gastos grandes y pequeños, en la frutería, en el mercado, o en la boutique.

Dos retos parecen situarse en el horizonte chino: el medio ambiente y el encaje de esa clase media, esa que se divierte sumida en los netos resultados de la potencia mundial, y su positiva repercusión en sus proyectos de vida (incomparablemente mejores que generaciones anteriores), viajados y conscientes de otras realidades. Veremos si el potente y avispado gobierno chino posee también entre sus virtudes la flexibilidad del bambú…

Confucio, el puente

En Qufu tuvieron lugar los impresionantes fastos de la celebración del aniversario de Confucio, que marcaron las etapas finales de nuestro viaje. El templo y el cementerio de Confucio y la mansión de la familia Kong en la misma ciudad son Patrimonio de la Humanidad. Y no es difícil imaginar que realmente esta figura puede ser una de las piedras angulares de los nuevos y necesarios puentes entre China y Europa.

China_anivConfucio_25En efecto, Confucio tiene la particularidad de ser un elemento conocido y reconocido en occidente. Forma parte de aquello que nos une. La creciente presencia del Instituto Confucio no deja de ser un indicativo del camino a seguir.

Confucio_20%Todavía cobra más importancia si tenemos en cuenta la pugna china por llegar a ser la primera potencia mundial. Si el liderazgo chino ha venido para quedarse como uno de los actores fundamentales en este nuevo orden mundial que va emergiendo poco a poco, este liderazgo internacional puede basarse en un modelo moral… y ahí Confucio. El reto de la reputación. China no provoca los rechazos que suelen acompañar a otras grandes potencias…

La diplomacia china ha ido de la mano de sus empresas, y creo que ahora necesitan un ariete cultural que complemente su inteligente estrategia económica y comercial, con la que han aumentado su presencia en prácticamente todos los países y regiones del planeta. La China de Xi Jinping da de hecho un paso significativo al virar su interés hacia la promoción de la cultura. Como dato, más de 400 think tanks alentados por el Gobierno han florecido por todo el país especialmente en los últimos 4 años. Por delante la ingente misión de conseguir  proyectar una imagen más abierta y cercana, que genere conexiones emocionales y que conecte con los valores emergentes. Imprescindible trabajo que requiere de creatividad, audacia, paciencia y perseverancia. Requiere de puentes.

Nuevos retos en la relación con Europa

Zhongnanhai sigue teniendo en lo que se ha llamado Nueva Ruta de la Seda el gran programa de inversiones en infraestructuras, buque insignia de la política exterior de China, que conecta las mercancías por vía terrestre de Asia con Europa. De alguna manera aflora continuamente la conciencia de que tiene por delante el reto de conectar con los europeos. Pivotando sobre una política exterior más asertiva, aprovechando los desequilibrios y espacios liberados por la administración Trump… Incluso es notorio el acercamiento con el Vaticano, en algunos aspectos.

Será necesaria pues una inteligente estrategia de comunicación, con nuevos medios, así como incrementar las relaciones públicas, las fundaciones, los mecenazgos… Y todos tenemos que poner nuestra habilidad en cómo se construye esta relación más intensa, para que no genere nuevas servidumbres y desequilibrios. Además del papel dinámico que tiene la comunidad china en nuestras ciudades, hay que subrayar que China es probablemente el segundo país tenedor de deuda española, después de Francia. Famosas son las desafortunadas declaraciones de José María García-Margallo, cuando espetó en directo en TVE que “bastaría un clic en un ratón en un ordenador chino para que este país se encontrara una prima de riesgo como la que teníamos hace años”. Más allá de lo exagerado de la afirmación, será mejor tejer relaciones de mutuo provecho. Los puentes. La cultura.