20 cosas que se os vienen al resto de España con el ultranacionalismo (y que en Catalunya ya hemos sufrido)

Queridos amigos del resto de España. Desde la experiencia con el ultranacionalismo catalán os aviso de lo que se os viene, en 20 puntos, sin jerarquía de planteamientos ni ánimo de exhaustividad. El nacional-populismo tiene un «modus operandi» común, comparten estrategas y métodos. Por eso hoy os recomiendo que os carguéis de paciencia, porque realmente la vais a necesitar. Ahí va:

  1. Apropiación de los símbolos comunes, bien sean banderas o celebraciones, incluidas festividades.
  2. Llamadas a la movilización desde las instituciones (e incluso, en el colmo de la desfachatez, movilizar con fondos de las instituciones).
  3. Polarización y maniqueísmo. No vale mantenerse en posiciones tibias o razonables. Muerte a los matices.
  4. Frikis haciendo performances. También políticos frikis, sobreactuando bajo la máxima “que hablen de mí, aunque sea mal”. Si hoy convenzo a 4 chalaos, tengo 4 chalaos más.
  5. Reparto de carnets de buen patriota. Ellos definen la única e unidireccional manera de ser o sentirse español (aquí a más de uno nos han dudado en nuestros morros de nuestra catalanidad, por no seguir los preceptos indepes), y el resto son supuestos colonos, traidores a la patria, etc…
  6. Circulación indiscriminada de bulos. Penetración en redes, profusión de bots y conspiranoias varias.
  7. Victimismo. Perfume de resistencia para lo que es reacción: “nosotros te contamos lo que nadie te cuenta”, obviando todos los medios de comunicación, que son muchos, que les dan obsceno apoyo.
  8. Bombardeo en los medios y acoso en las redes. Troleo indiscriminado. Equipos evidentemente financiados y organizadao para ello.
  9. Insultos, acoso e incluso agresiones a la prensa no afín en las manifestaciones públicas.
  10. Monopolización de la agenda pública en detrimento de los problemas sociales.
  11. Definición de un marco mental trufado de racismo cultural y supremacismo.
  12. Culto a la personalidad. Líderes mediocres elevados a los altares. Ídolos pop ultras de usar y tirar.
  13. Deterioro de las instituciones, hasta quebrar completamente la confianza de la ciudadanía.
  14. Manejo de la tensión en la calle para intentar provocar un “momentum” de ruptura.
  15. Una performance cada vez que baje la tensión informativa, da igual lo ridícula que sea.
  16. Apariencia continua de euforia. Infantilización del movimiento.
  17. Piji-revolución. Elevada movilización de clase alta y media-alta. También de currantes desconcertados, presa de la inseguridad. Ah, y los «quiero y no puedo» en primera línea, claro.
  18. Merchandising y cachivaches patrióticos para lucro de unos cuantos amigos.
  19. Jugadas maestras. Argucias frente a argumentos. Supuesta existencia de “planes” o “jugadas maestras” sólo conocidas por un grupo de mentes privilegiadas.
  20. Búsqueda de oscuros apoyos internacionales, económicos y mediáticos. Y una pregunta en el aire… ¿Quién paga la fiesta? ¿Quién quiere desestabilizar la política española y europea?

Un consejo: no perdáis los nervios, mantened el rumbo y el talante. No hay nada que les duela más. Sólo hay que ver los insultos que ha recibido Miquel Iceta por una gran parte del independentismo (y la aquiescencia de la otra), por haber mantenido en todo momento la compostura y la mano tendida. Paciencia. Perseverancia. Con el tiempo se descubren los faroles.

Menos patrias y mas decencia

La mesa ya NO sirve

El número mínimo de patas para sostener una mesa es de tres. Tríada son también las mínimas premisas que sostienen una mesa de diálogo: lealtad, deseo sincero de dialogar/negociar/acordar y reconocimiento del interlocutor. El independentismo ha carcomido dos de las tres patas. Y en consecuencia el Gobierno de España debe quebrar ya la única que queda.

El nacionalismo independentista, especialmente ERC, se ha mostrado desleal, errático. Cuando ha tocado, no han estado a la altura. Su síndrome de Estocolmo con el procés les hace unos socios poco o nada de fiar. Su miedo al qué dirán les atenaza. La subasta de quién es más indepe sigue abierta, y JxCat juega fuerte, ultra-fuerte.

No se ha demostrado pues la mínima lealtad institucional exigible. Esta mesa adolece, por si fuera poco, de un sesgo muy peligroso para el gobierno de progreso de España: todos los pasos dados pareciera que van en una única dirección. Es decir, el independentismo no habría hecho ni el más mínimo gesto que ayude al Gobierno a seguir con esta negociación y, por tanto, el desgaste de participar en esta iniciativa es únicamente de Sánchez e Iglesias. Presa de su agenda o de su indefinición, tanto da, ni ERC ni JxCat muestran una voluntad real de acuerdo, pues ya dejaron claro en sendas ocasiones que el único acuerdo posible pasa por una hoja de ruta hacia un referéndum, opción nada deseable.

JxCat ha abrazado el trumpismo de manera descarada. Su estrategia es una mala copia de las malas artes de Bannon: una parida muy patriota cada semana, da igual si estamos en emergencia sanitaria, da igual todo (Ayuso lo ha aprendido rápido, pinza nacional populista). Sólo hay una agenda única: la beatificación de Puigdemont, ese señor llevado por el delirio, i la búsqueda de otro momentum de ruptura con el estado, otro farol, otra performance. El relato, trufado de racismo cultural y supremacismo, se sirve todos los días desde TV3 y medios afines para un público convencido y complaciente: España nos roba, España nos mata. Hay un «ellos» y un «nosotros».  España, ese “ente” innombrable (hay de decir Ejpaña, Ñordia, Francoland o Españistan) que se asocia a la pobreza, a la chusma, a la corrupción, por parte de personajillos financiados total o parcialmente por el erario público de la Generalitat. La institución convertida en una enorme maquinaria de propaganda, una agencia de colocación y un fondo inagotable para entidades amigas. El Molt Lamentable President Torra diríase que nunca estuvo cómodo en su sillón, vocacional aspirante al reñido puesto de peor President de la historia.

Y todo ello, duele decirlo, con la colaboración necesaria –y por supuesto consciente- de ERC y, de vez en cuando, con la bisoñez de los Comunes como aliada in extremis (véase la aprobación de presupuestos). ERC ha mantenido y mantiene este esperpento de Govern. Y no sólo eso: si la aritmética del Parlament después de las próximas elecciones sitúa a los republicanos en la disyuntiva entre un Govern de izquierdas u otro de mayoría independentista, no duden que volverán a envolverse en la bandera. Estoy convencido de que hay un independentismo sensato, pero hoy en día no es mayoritario en ninguna de las tres marcas que utiliza en el Parlament.

Hace tiempo colgué en mi balcón el lema “PARLEM”, para mofa de mis ex compañeros indepes, que se tragaron –o así lo hicieron ver- la pamplina de los 18 meses, del 1 de octubre y de la fake declaración de independencia. En mi casa se lloró cuando Puigdemont se arrinconó ante la presión de la historia (y de las 155 monedas de Rufián) y no convocó elecciones. Aplaudí el talante de Pedro Sanchez y Miquel Iceta, proclives al diálogo como salida, cueste lo que cueste. Pero hoy constato, con mucha tristeza, que se han volado los puentes: el independentismo no es leal, ni quiere un diálogo real. Sólo queda en pie una pata de la mesa, el reconocimiento del interlocutor, y esa es la pata que debe romper el Gobierno español. El Govern de Torra carece de la capacidad de representar a la sociedad catalana, por su marcado carácter sectario. Mejor afrontar las próximas (?) elecciones al Parlament libres de esa trampa en la que han convertido una mesa que ya no sirve para nada.

Mesa

10 RAONS BREUS PER ANAR-HI (a la mani de demà)

  1. Per demostrar que el poble de Catalunya és divers. N’hi ha indepes, amants de “les coses com estan” i reformistes/federalistes com jo. Nosaltres també som el poble de Catalunya.
  2. Per no deixar el “no independentisme” en mans del nacionalisme espanyol. Hi ha una esquerra no nacionalista contrària a la independència.
  3. Per cridar ben fort que som gent de pau, que volem viure en pau i volem deixar a tothom viure en pau. Al meu país hi cap tothom.
  4. Perquè vull posar el meu granet de sorra a la reconciliació d’aquest poble, avui dividit. Vull tornar a la meva Catalunya oberta, plural, cosmopolita.
  5. Perquè no vull que em facin triar entre totes les meves identitats. Sóc català, espanyol, europeu, mediterrani… i tot amb diferents pesos, segons el moment.
  6. Perquè vull que la Generalitat torni a tenir un govern per a tots els catalans, no només per a la meitat, i surti d’aquest procés de degradació institucional, i es preocupi dels problemes reals dels ciutadans.
  7. Perquè cal que sigui un èxit, i així forçar el diàleg que ens falta: el diàleg entre catalans.
  8. Perquè s’ha deixat fora a Vox de les organitzacions convocants. Això era una línia vermella.
  9. Perquè els carrers no seran “sempre seus”, seran de tothom.
  10. Perquè, tot i que no estic d’acord amb tot el que es digui (de ben segur hi anirà gent ben diversa) no puc quedar-me a casa. I tu?

PROU SCC

Al meu país hi cap tothom

Al meu país hi cap tothom. Hi cap la gent que vol tenir un estat propi, sempre que respectin les lleis o facin les reformes democràtiques necessàries per assolir el seu somni. Gent independentista que no fa de la identitat la seva militància. Gent que estima la terra, la llengua i la cultura.

Hi cap la gent que no vol la independència, però que veuen legítim que d’altres aspirin a tenir un estat propi. Gent unionista que no fa de la identitat la seva militància… Gent que estima la terra, la llengua i la cultura.

Hi cap també la gent com jo, que pensem que les reformes són imprescindibles, però que no considerem que tenir un estat propi solucioni res. Gent que sap que els estats i les lleis són artefactes humans i, per tant, són modificables. Gent que no creu que hi hagi presos polítics, sinó polítics presos, i que tant de bo estiguessin ja a casa a l’espera del judici que determini o no la seva culpa. Gent que procura que ni els uns ni els altres facin de la identitat la seva militància. Gent que milita en les identitats plurals de les societats plurals que ens ha tocat viure. Gent que estima la terra, les llengües i les cultures. Gent que estima la gent.

Hi cap també la gent que tot plegat se la bufa. Gent que ni milita ni militarà ni en identitats ni en ideologies. Gent que té la pàtria en els ulls dels seus fills, i la política monetària en els cambalaches per arribar a final de mes. Gent que estima pel plaer d’estimar, i es beu la vida d’un glop.

Hi caben també, of course, els intolerants de tota mena, d’estelada i d’aguilucho, els que tenen por i l’expressen assenyalant a l’altre, al pobre normalment, al diferent, a l’últim en arribar… Els que t’etziben i t’assetgen perquè en el fons les seves inseguretats els impedeixen dubtar, no diguem rectificar. Tots ells hi caben, tot que no estimin les gents, ni les llengües, ni les cultures, ni la terra. Procurarem, però, que no arribin a manar.

I hi caps tu, que no t’enquadres en res del que he dit. I tant que hi caps! La teva llum potser serà imprescindible quan en el meu país tota aquesta gent que hi cap no sigui capaç deposar-se d’acord en el més senzill: viure junts en pau i llibertat.

Cat_psicodelic

Los nacionalismos y la cinta de Möbius

La cinta “unilateral” de Möbius es como un engendro, un monstruo geométrico. Se obtiene seccionando un anillo cilíndrico de papel y pegando los dos extremos después de haber doblado uno de ellos.

Una hormiga que circule por esta cinta unilateral recorrerá toda la superficie de la cinta volviendo al mismo punto después de dos vueltas. En esas andamos. Volviendo de nuevo al punto inicial después de unas cuantas vueltas.

Los nacionalismos español y catalán han generado un marco mental que es un bucle helicoidal. Tiene pinta de infinito, pero no lo es, es plano y bidimensional. La paradoja de la cinta de Möbius se explica por el hecho de que, aun cuando la cinta sea unilateral desde el punto de vista de la pobre hormiga, o de un solo lado, en realidad a cada punto corresponden de cualquier modo dos superficies, un revés y un derecho que sustentan la paradoja. Esa paradoja que nos mantiene en la perplejidad, hipnotizados.

Se han achicado los espacios intermedios y todo se explica por esa tensión bidireccional, dualista, cada vez más de blanco o negro, amarillo o naranja. El combate absurdo entre el orgullo y la vanidad. Escila y Caribdis jugando con el rumbo de nuestro paupérrimo navío.

Los nacionalismos son movimientos interclasistas, transversales, que basan su discurso en la cosificación del otro (“los españoles son…”, “los catalanes son…”) y promueven, básicamente, la defensa de los mercados internos, trufando el asunto con cuestiones identitarias, tendientes de manera más o menos extrema según el caso, al supremacismo. En nuestro país es evidente que han servido para tejer y mantener una red de intereses que han tenido la extraordinaria cualidad de distraer nuestra atención durante unos cuantos años. Y esto no tiene pinta de cambiar en mucho tiempo.

Esto es, es una misión para valientes plantear algo tan a contracorriente como que los nacionalismos sólo sirven para dividir a los pueblos, que nos mantienen dando vueltas en la paradoja mientras son otros los poderes que nos gobiernan. Reluce la frase de Christa Wolf “ninguna mentira es demasiado obvia para el pueblo si esta se acomoda a su deseo secreto de creer en ella”.

Atención. Igual que hemos explicado cómo construir la cinta de Möbius, podemos explicar también cómo deshacerla: necesitamos unas tijeras. Pero ojo, el valor exige esfuerzos y en estos tiempos de verdad difractada se penaliza salirse del discurso dominante. Cortamos la cinta, la estiramos, y tenemos un interesante camino plano a recorrer. Es la rebelión de los matices y las mixturas. Intentemos aplicar una lógica trivalente que rompa esta visión dualista y maniquea. Cambiemos las disyuntivas excluyentes por copulativas. Intentemos valorar que “unos y otros” somos lo mismo: trabajadores, empresarios, madres o padres de familia… pero que no hay un Etnos ni un Ethos diferencial. Aceptemos el reto. Depende de cada uno de nosotros salir del marco mental dominante. Podemos liberarnos de lo que se nos impone, de la violencia que inunda las redes sociales y la barra del bar, del mal rollo que amenaza con agriarnos. Cojamos las tijeras y rompamos el bucle. Todavía estamos a tiempo.

Cinta de Mobius

21D cambio de ciclo: unas elecciones en solsticio

El solsticio de invierno es un evento astronómico que sucede el 21 de diciembre. Tras él, los días comienzan a prolongarse y la oscuridad a disminuir, lo que ha sido objeto de diversas celebraciones y ritualizaciones a lo largo de la historia de la humanidad.

En la antigua Roma se engarza este día con la tradición de las fiestas del dios de las dos caras, Janus, el encomendado de los comienzos y de los finales, a quien le fue consagrado el primer mes del año. Se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que derivó de su nombre. Las representaciones del dios lo describen con dos rostros, uno que mira al pasado y otro que observa el futuro. Janus abría y cerraba pues las puertas de los ciclos, así que no se me ocurre deidad mejor a la que encomendar el destino de nuestro país, que dibujaremos los electores el día de su fiesta grande.

El símbolo cósmico mantiene su esencia a pesar de la adaptación que han hecho de él las diversas civilizaciones. Las celebraciones con sus ceremonias y rituales son la respuesta a la búsqueda y necesidad profunda de renacer, de poder empezar de nuevo. La renovación de las estaciones, las cosechas, todo se engranaba ancestralmente en la lectura de los astros que favorecía una lectura sagrada del tiempo y daba sentido de permanencia, supervivencia y trascendencia.

Los símbolos y las palabras se convierten en creadores, por su facultad de sumergirse en el inconsciente, remover nuestros arquetipos en el campo de los mitos y de los sueños. Hacen resonar analogías que permanecían veladas. Las alegorías nos permiten intuiciones que ofrecen lecturas diferentes y profundas de la realidad. De ahí su poder, un poder transformador y generador.

El día más corto del año traerá una larga noche electoral, y muy probablemente semanas de negociaciones para conformar un gobierno viable para Catalunya que restañe las fracturas y permita mirar al futuro con optimismo. En el corazón de esa noche más larga del año nace la victoria de la luz sobre la oscuridad. La victoria de la generosidad, de la armonía. La ruptura del bucle que permita recomenzar con nuevos y buenos propósitos, de permanecer unidos en nuestras diversidades y encomendarnos al triunfo de la razón y el sentido común. El momento de ordenar el caos y de hacer frente a nuestras dificultades reales con buenas dosis de rigor, coraje y audacia. El momento de recuperar la confianza en Catalunya como proyecto colectivo e inclusivo. El momento del renacer de la esperanza.

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Jugadas maestras que salen mal: el independentismo y la toma de Jerusalem

Corría el año 70 dC y un grupo de bravos disidentes judíos se atrincheraban en Jerusalem, resistiendo el sitio de Tito, hijo del recién nombrado emperador Vespasiano, decidido a dar un golpe definitivo. Josefo, que meses antes había sido capturado por los romanos, se desgañitaba dando vueltas a las murallas de la Ciudad, ofreciendo su vida a cambio de que sus compatriotas entraran en razón y se dispusieran a negociar.

Todo fue en vano. Los judíos, aunque divididos en facciones, se unieron en torno a un magnífico plan que iba a destruir las torres de asalto del enemigo. Siendo menores en número, se encomendaron a su astucia para ganar la decisiva batalla: ensancharon el entramado de túneles que servían para el aprovisionamiento, y horadaron el subsuelo sobre el que se asentaban las temidas torres. Luego simplemente untaron con una substancia inflamable las estructuras de madera que sostenían los túneles y les prendieron fuego, teniendo tiempo suficiente para regresar al abrigo de las murallas. Las vigas crujieron y el suelo se abrió bajo los pies de las legiones del imperio que veían desmoronarse su poderío chulesco, al tiempo que los resistentes se alborozaban, regocijándose en una victoria épica.

Pero la alegría fue efímera. La precipitación facilitó un giro que no entraba en el aparentemente exitoso plan de los disidentes. Los túneles que sirvieron para tumbar las torres romanas también debilitaron parte de los cimientos de las impenetrables murallas. Uno de los muros cayó parcialmente, y las tropas de Tito, mayores en número y mejor dotadas, entraron fácilmente llevando el caos y el combate cuerpo a cuerpo en las intricadas callejuelas, hasta llegar al mismísimo Templo. Jerusalem no tardó en caer. La “jugada maestra” salió mal.

La historia que cuento se la debo a mi hijo de 10 años, Nicolás. Mientras veíamos por enésima vez un documental sobre la toma de Jerusalem por Vespasiano, una tarde me espetó: “papa, si los judíos no se hubiesen precipitado habrían tenido una oportunidad”. Que cada cual saque sus conclusiones, pero creo que hay que escuchar a los niños. Atesoran verdades simples y profundas que hemos olvidado.

En las escasas horas en las que cupo el acuerdo de unas elecciones convocadas por el President sólo estaban preocupados los extremos de cada bando, sacando espumarajos por la boca. El resto mirábamos con esperanza.  Movimiento de estadista. Pero más aún: Puigdemont tuvo en su mano aquel jueves de octubre cerrar con cierto honor y altura de miras la deriva desastrosa de su estrategia.

Por mucho que cada uno de sus pasos fuera jaleado por sus hooligans como la enésima jugada maestra que formaba parte del Gran Plan, las cosas no iban bien, y se sabía, como declaraciones posteriores han desvelado. El aplauso de los palmeros no pudo solapar el estruendo de las defensas cayendo. Luego vino la desbandada.

Leer a los clásicos de la estrategia militar fue un consejo de un exsocialista catalán, Germà Bel, a quien a día de hoy sigo admirando a pesar de la enorme (y creo que creciente) distancia. Lástima que no haya ofrecido la misma recomendación a sus compañeros de viaje a Ítaca. Consejos vendo y para mí no tengo…

Las prisas han socavado los cimientos de las propias murallas independentistas, e incluso podría ser que de entre todo esto emerja algo bueno para todos. Al fin y al cabo, con la pasta que se agenció aquél plebeyo emperador, hoy todavía disfrutamos del magnífico Coliseo de Roma.

@miralles_martin

El saqueo de Jerusalén

Un castell intercultural que mira ben amunt

Diumenge 29 d’octubre va tenir lloc a la Pl. del Rellotge del Fondo el “Castell de Tothom”, una iniciativa dels Laietans de Gramenet que va aconseguir aixecar diversos castells amb una pinya d’allò més intercultural.

38 nacionalitats van coronar l’èxit de la proposta. 39 per alguns, de ben segur. No van ser poques les conyes sobre la presència de la senyera, o si la rojigualda responia a un lloc comú o a una nació veïna. Així les coses al país, era inevitable. Al calendari del Castell de Tothom se l’ha solapat una frenètica setmana de declaracions, debats parlamentaris i publicacions de matinada en el BOE. S’ha de remarcar, en aquest context, que l’activitat no s’hagi vist intoxicada en cap moment i, ens al contrari, hagi fet gala d’un exquisit fairplay aliè a qualsevol consigna no inclusiva. Tant de bo aquest esperit regís altes esferes de la vida pública catalana.

Potser per aquest bon rotllo, tot apunta a que estem davant d’una altra d’aquestes activitats que venen per quedar-s’hi. Llegat del treball col·laboratiu que transcendeix a organitzadors i coadjuvants, sobretot perquè esdevé un símbol de la capacitat de treball conjunt, i d’allò que ens uneix per damunt de la nostra diversitat. El Castell de Tohom forma ja part de la «marca» del Fondo, de la Serra d’en Mena i de Santa Coloma. Un orgull per a totes les persones que ens sentim compromesos amb el branding d’uns barris que comencen a refer la seva personalitat, fixant-se més en els seus potencials i no tant en les seves mancances.

Un actiu imprescindible d’aquesta tasca són els Laietans. De seguida s’intueix que venen a insuflar un xic d’aire fresc al panorama de la cultura popular catalana. La seva concepció oberta del que ha de ser la promoció de les tradicions representa una estratègia molt més adaptada als temps que els excessos de naftalina que havien predominat al sector. Si hom passa una estona amb ells, podrà comprovar l’ambient familiar i el compromís que els augura un futur brillant. La ciutat requereix de més associacions amb aquesta empenta. Només Santa Coloma podia engendrar un híbrid amb aquest potencial.

Sent així les coses no podíem deixar de donar suport, des del Projecte d’intervenció Comunitària Intercultural, al conjunt d’institucions i agents ciutadans que han fet possible aquest símbol. S’han deixat sentir també el voluntarisme i la complicitat de diversos professionals de diferent àrees de l’Ajuntament. Per properes edicions és repte de tots que aquestes complicitats s’explicitin oficialment en una planificació més transversal. Encara hem d’aprendre més a treballar junts pel bé comú.

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Independència: il·lusionisme i il·lusió

  • Il·lusionisme.- Art de produir en l’espectador la il·lusió d’assistir a fenòmens extraordinaris, increïbles, mitjançant trucs, jocs de mans, etc.

Ja fa temps que res no és veritat en el procés independentista. Tot és un gran miratge. No hi ha nassos reaPrestidigitador_optimuslment per una autèntica ruptura, i es vol fer creure el personal que són més llestos que ningú, i que a través d’una sèrie de trucs podran enganyar tothom, inclosa la comunitat internacional i la UE. El negoci independentista segueix donant certs rèdits, és cert. Tant pels llestos que van abraçar aquesta fe a la caça del càrrec, com per mantenir viva CDC. Però el fum s’esvaeix paulatinament, i del barret de copa del mag ja no surten conills ni coloms. En els propers mesos, potser anys, declaracions altisonants d’un i altre extrem serviran per fer creure que La Causa segueix viva, però el procés està criogenitzat. Només serveix de gran excusa per a la inacció, com quan el Conseller de Salut, Toni Comín, diu que no podrà reduir les llistes d’espera si no hi ha independència. Impresionant, digne del gran Tamariz.

És difícil per molta gent sortir del fang enganxifós del fal·laç argumentari que s’han empassat amb tanta il·lusió, recuperar-se del mal d’esquena que provoca tant contorsionisme ideològic. Com assumir que t’han venut, o has comprat voluntàriament, una moto? Però els fets són tossuts, i la tela de les banderes a la intempèrie dura el que dura, abans de desfilar-se. Hores d’ara ja és assumit sottovoce que els 18 mesos no seran, i que el referèndum, que de facto ja es va realitzar quan els promotors de la independència quan van adulterar unes eleccions al Parlament transformant-les de motu propio en un plebiscit, ha deixat cristal·litzada tal divisió a la societat catalana que no és viable ni l’immobilisme ni qualsevol temptativa de “generació d’estructures d’estat” o declaracions unilaterals de independència.

Tots els que creiem en el diàleg, en solucions intermitges, en reformes i en pactes hem hagut d’aguantar, en un moment o altre, algun col·lega fent cunyadisme amb els 18 mesos, amb una invectiva en to d’ultimàtum. S’aferren al full de ruta i presumptuosament et diuen coses com “tenim advocats, saps? I catedràtics”. T’immerses llavors en una certa perplexitat, doncs a aquestes alçades ja tots sabem que a qualsevol contesa has de comptar amb un cert pressupost per a lletrats, intel·lectuals, mitjans de comunicació i professors d’universitat preufetaires.

Corria l’any 2011 i vaig acudir a demanar consell d’un antic militant socialista, per qui mantinc un respecte intel·lectual. Estava llavors immers en una campanya per modernitzar el PSC, conscient de la que se’ns venia a sobre. Després d’exposar-li els meus arguments, amb els nervis propis de l’admiració que li professava, vaig quedar-me atònit quan em va contestar: “el primer de tot és l’eix nacional”. Vaig marxar decebut. Va ser el primer avís de l’enorme exercici d’entropia que després ha generat aquest infame muntatge. Avui el meu oracle és diputat per JuntsxSi…

La innervació del procés en la nostra societat ha deixat un llast amarg. Sempre és la última copa la que et cau malament, perquè no deixem de beure a l’antepenúltima, és clar. I hi havia massa pressa per “superar pantalles”. S’ha fet il·lusionisme per jugar amb la il·lusió de molts catalans i moltes catalanes de bona fe, no nacionalistes ni independentistes, i que han trobat una utopia suposadament realitzable que els ha generat un relat de lluita i superació. Però com sempre passa quan es generen artificialment expectatives hiperbòliques, les frustracions s’hauran de gestionar. La deconstrucció del chauvinisme narcisista que ha generat el marc mental del procés serà una tasca complexa. Mentrestant, la burgesia catalana segueix manant gràcies al mantra nacionalista.

Els catalans som així. Els culers juguen la Copa per tal de poder xiular al Rei a la final, i els nostres parlamentaris més hiperventilats es lamenten de que el monarca no els rep després d’haver parlat com si ja fóssim una república independent. La CUP fa un Tamayazo a la catalana i podem continuar amb els jocs de mans una estona més. Mentrestant les urgències socials segueixen i el món gira, com gira també el panorama polític espanyol. Esperem que aviat no serveixin tampoc els arguments de l’immobilisme cañí. Llavors ens trobarem al federalisme. Estarem ben contents de donar una digna sortida a tot això.