La mesa ya NO sirve

El número mínimo de patas para sostener una mesa es de tres. Tríada son también las mínimas premisas que sostienen una mesa de diálogo: lealtad, deseo sincero de dialogar/negociar/acordar y reconocimiento del interlocutor. El independentismo ha carcomido dos de las tres patas. Y en consecuencia el Gobierno de España debe quebrar ya la única que queda.

El nacionalismo independentista, especialmente ERC, se ha mostrado desleal, errático. Cuando ha tocado, no han estado a la altura. Su síndrome de Estocolmo con el procés les hace unos socios poco o nada de fiar. Su miedo al qué dirán les atenaza. La subasta de quién es más indepe sigue abierta, y JxCat juega fuerte, ultra-fuerte.

No se ha demostrado pues la mínima lealtad institucional exigible. Esta mesa adolece, por si fuera poco, de un sesgo muy peligroso para el gobierno de progreso de España: todos los pasos dados pareciera que van en una única dirección. Es decir, el independentismo no habría hecho ni el más mínimo gesto que ayude al Gobierno a seguir con esta negociación y, por tanto, el desgaste de participar en esta iniciativa es únicamente de Sánchez e Iglesias. Presa de su agenda o de su indefinición, tanto da, ni ERC ni JxCat muestran una voluntad real de acuerdo, pues ya dejaron claro en sendas ocasiones que el único acuerdo posible pasa por una hoja de ruta hacia un referéndum, opción nada deseable.

JxCat ha abrazado el trumpismo de manera descarada. Su estrategia es una mala copia de las malas artes de Bannon: una parida muy patriota cada semana, da igual si estamos en emergencia sanitaria, da igual todo (Ayuso lo ha aprendido rápido, pinza nacional populista). Sólo hay una agenda única: la beatificación de Puigdemont, ese señor llevado por el delirio, i la búsqueda de otro momentum de ruptura con el estado, otro farol, otra performance. El relato, trufado de racismo cultural y supremacismo, se sirve todos los días desde TV3 y medios afines para un público convencido y complaciente: España nos roba, España nos mata. Hay un «ellos» y un «nosotros».  España, ese “ente” innombrable (hay de decir Ejpaña, Ñordia, Francoland o Españistan) que se asocia a la pobreza, a la chusma, a la corrupción, por parte de personajillos financiados total o parcialmente por el erario público de la Generalitat. La institución convertida en una enorme maquinaria de propaganda, una agencia de colocación y un fondo inagotable para entidades amigas. El Molt Lamentable President Torra diríase que nunca estuvo cómodo en su sillón, vocacional aspirante al reñido puesto de peor President de la historia.

Y todo ello, duele decirlo, con la colaboración necesaria –y por supuesto consciente- de ERC y, de vez en cuando, con la bisoñez de los Comunes como aliada in extremis (véase la aprobación de presupuestos). ERC ha mantenido y mantiene este esperpento de Govern. Y no sólo eso: si la aritmética del Parlament después de las próximas elecciones sitúa a los republicanos en la disyuntiva entre un Govern de izquierdas u otro de mayoría independentista, no duden que volverán a envolverse en la bandera. Estoy convencido de que hay un independentismo sensato, pero hoy en día no es mayoritario en ninguna de las tres marcas que utiliza en el Parlament.

Hace tiempo colgué en mi balcón el lema “PARLEM”, para mofa de mis ex compañeros indepes, que se tragaron –o así lo hicieron ver- la pamplina de los 18 meses, del 1 de octubre y de la fake declaración de independencia. En mi casa se lloró cuando Puigdemont se arrinconó ante la presión de la historia (y de las 155 monedas de Rufián) y no convocó elecciones. Aplaudí el talante de Pedro Sanchez y Miquel Iceta, proclives al diálogo como salida, cueste lo que cueste. Pero hoy constato, con mucha tristeza, que se han volado los puentes: el independentismo no es leal, ni quiere un diálogo real. Sólo queda en pie una pata de la mesa, el reconocimiento del interlocutor, y esa es la pata que debe romper el Gobierno español. El Govern de Torra carece de la capacidad de representar a la sociedad catalana, por su marcado carácter sectario. Mejor afrontar las próximas (?) elecciones al Parlament libres de esa trampa en la que han convertido una mesa que ya no sirve para nada.

Mesa

10 RAONS BREUS PER ANAR-HI (a la mani de demà)

  1. Per demostrar que el poble de Catalunya és divers. N’hi ha indepes, amants de “les coses com estan” i reformistes/federalistes com jo. Nosaltres també som el poble de Catalunya.
  2. Per no deixar el “no independentisme” en mans del nacionalisme espanyol. Hi ha una esquerra no nacionalista contrària a la independència.
  3. Per cridar ben fort que som gent de pau, que volem viure en pau i volem deixar a tothom viure en pau. Al meu país hi cap tothom.
  4. Perquè vull posar el meu granet de sorra a la reconciliació d’aquest poble, avui dividit. Vull tornar a la meva Catalunya oberta, plural, cosmopolita.
  5. Perquè no vull que em facin triar entre totes les meves identitats. Sóc català, espanyol, europeu, mediterrani… i tot amb diferents pesos, segons el moment.
  6. Perquè vull que la Generalitat torni a tenir un govern per a tots els catalans, no només per a la meitat, i surti d’aquest procés de degradació institucional, i es preocupi dels problemes reals dels ciutadans.
  7. Perquè cal que sigui un èxit, i així forçar el diàleg que ens falta: el diàleg entre catalans.
  8. Perquè s’ha deixat fora a Vox de les organitzacions convocants. Això era una línia vermella.
  9. Perquè els carrers no seran “sempre seus”, seran de tothom.
  10. Perquè, tot i que no estic d’acord amb tot el que es digui (de ben segur hi anirà gent ben diversa) no puc quedar-me a casa. I tu?

PROU SCC

El marco mental del terrorismo sólo engendra terrorismo

En el año 96, tras la publicación de un estudio sobre la violencia juvenil en el País Vasco, la organización Jarrai emitía un comunicado en el que denunciaba que la única intención del informe era «crear un estado de opinión pública que haga, políticamente rentable y socialmente gratis, una dinámica de castigo hacia la juventud abertzale y una entrada represiva de calado hacia nuestra organización». Al tiempo decía “tomar buena nota de los autores”. Y eso, en aquél contexto, sabemos lo que significaba.

El independentismo catalán no es ETA ni lo será. Los violentos que llevan días quemando Barcelona tampoco son exactamente kale borroka. Pero hay que alertar de la difusión y penetración de un argumentario que reproduce el puñetero marco mental de los que, en su día, dieron la cobertura discursiva al terrorismo. Quienes lo difunden no son, mayoritariamente, conscientes del calado de este paralelismo y por eso es bueno ponerlo de relieve y, si se quiere, exagerarlo un poco. En la época de la hipérbole quizás sea inevitable para hacerse oír resultar ligeramente histriónico.

Lo que hemos visto estas noches en Barcelona es vandalismo de gamberrros. No creo que alteraciones por muy graves y desagradables que sean del orden público tengan la capacidad de poner en jaque al estado. Más peligroso es que determinado sector de la sociedad, incluso de la izquierda española, mire a sus imberbes autores con admiración y se les que se les considere héroes.

Dicho por uno de estos sujetos, en un perfecto catalán de escuela concertada: “Lo único que hacemos es autodefensa. La única violencia es la del estado opresor. Cuando no hay policía, nunca hay disturbios. Pueden más las ganas de cambiar la sociedad que el miedo. Con las barricadas aguantamos más tiempo y conseguimos más notoriedad. Que lo vea el mundo. No nos podemos quedar en casa, por la política del miedo”. La condensación de la revolución tele-tubbie. Tras el estallido de la ilusión por la república independiente exprés y low-cost, llega la rebelión sin costes, que engrosa el número de seguidores de Instagram. De ahí los selfies al lado de los contenedores ardiendo.

Como recordaba Joan Boada no hace mucho, son jóvenes que desde hace 7 años han ido a las manifestaciones procesistas con sus padres, con una estelada, y cantando consignas contra España. Jóvenes que han crecido menospreciando las instituciones. De hecho menospreciando a todo el que no piense como ellos. Jóvenes que llevan hasta las últimas consecuencias lo que sus padres no se atreven. Jóvenes socializados en un contexto de procesismo, 155, políticos presos o presos políticos….

No puedes ir de pacifista, si no dejas de martillear las conciencias diciendo que:

  • “El Estado Español, España, Ñordia o Ejpañistán es un estado represor, una democracia fallida, una obra chapucera a la medida de un pueblo cateto.”
  • “Ese Estado lleva 300 años de ocupación violenta de la tierra de Catalunya, cercenando las libertades y ahogando la lengua de un pueblo culto y pacífico. Expoliando nuestra riqueza. “
  • “Ese estado se mueve a los dictados de oscuros poderes fácticos, que han hecho imposible hasta ahora que este pueblo catalán (repito, culto, pacífico, etc) se emancipe de tanto dolor. La lucha de hoy es la heredera de los que lucharon contra el Borbón en 1714 y sólo por eso, ya está impregnada de los valores republicanos.”
  • “Se está creando una realidad paralela para justificar más represión por parte del Estado.”
  • “Todo está pensado para identificar el independentismo con movimientos violentos. Si hay violentos no son independentistas, o son infiltrados del Estado o de grupos anarquistas organizados que vienen de Europa.”
  • “Perseguir a los que se saltan leyes es perseguir a todos los demócratas. Mañana pueden ir a por ti. No somos nacionalistas, luchamos por la libertad”
  • “Es normal que los más jóvenes hayan perdido la paciencia, y el miedo, por eso esta vez vamos a ganar.”

Es deber de los líderes independentistas deconstruir ese marco mental, para marginar a los elementos totalitarios y que el independentismo vuelva a ser un movimiento liberal. Transponiendo lo que dijo en su día Kennedy: “Los (catalanes) son libres de estar en desacuerdo con la ley, pero no de desobedecer. Pues en un gobierno de leyes y no de hombres, ningún hombre, por muy prominente o poderoso que sea y ninguna turba, por más rebelde o turbulenta que sea, tiene derecho a desafiar a un tribunal de justicia”. Vamos, que donde se acaba el imperio de la ley empieza la tiranía. Y es de eso de lo que todos, independentistas o no, nos tenemos que proteger.

Llevamos más de 150 detenidos por los disturbios a día de hoy, 70 de ellos puestos a disposición judicial. Personas que serán juzgadas y condenadas por sus actos, no por sus ideas. Porque la desobediencia civil implica asumir las penas y castigos que conlleva saltarse las leyes. Lo demás es “ni ni ni” de niñatos malcriados. Si se empuja a los jóvenes a incumplir las leyes, se les está empujando también a sus respectivas condenas.

Todos los Estados son en mayor o menor medida represivos. También lo sería un hipotético estado catalán independiente. Porque por definición tienen, como recordaba Marlaska,  el monopolio de la violencia. De esta guisa se definen los estados modernos desde Weber. Así que todo esto sólo puede conseguir más represión y deslegitimar a las ideas que se defienden.

Si uno quiere cocinar lentejas es bueno que ponga lentejas en la olla. Si uno quiere cultivar la desobediencia civil pacífica no se puede poner a reforzar argumentarios que justifican la violencia. Es peligroso. Quizá estemos a un paso del primer muerto. Ahorrémoslo.

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Torra i la terra cremada

El setge d’Alèsia va ser la batalla més icònica de la guerra de les Gàl·lies. Juli Cèsar ens explica com els gals eren mestres en guerrilla i en les tàctiques de terra cremada (cremar cultius i ponts per desmoralitzar, destruir-ho absolutament tot en retirada). Al setge Vercingetorix  va utilitzar aquest sistema. I també, per no capitular abans de temps, i per evitar la sobrepoblació, va expulsar a la població civil. Van morir tots de gana. Després de resistir un mes, l’heroi arvern va rendir-se davant de Cèsar. Els gals van ser massacrats i tota la Gàl·lia va passar a mans romanes. També va passar un octubre, però de l’any 52 aC.

En el prolífic i naïf imaginari indepe l’analogia amb l’aldea Gala de l’astut Astèrix que “resisteix avui i sempre a l’invasor” ocupa un lloc privilegiat. Com a revolució burgesa necessita fabricar referents políticament correctes. Les famoses i estrambòtiques “jugades mestres” impregnaven l’independetisme d’un aura d’intel·ligència superior, el que es suposava que era la poció màgica nostrada. Totes les argúcies van sortir malament, o van servir per enganyar als propis, però en el món paral·lel creat (fins octubre del 17) per l’independentisme el còmic era molt més real que la realitat. Sembla que aquest octubre, més de 2.000 anys després, el molt lamentable President Torra ha volgut millorar la semblança, i erigir-se en una paròdia de Vercingetòrix, convertint Catalunya en la terra cremada, en un macabre remake d’allò de “que es foti el general, que avui no sopo”.

És evident que la correlació de forces en el conflicte entre l’Estat i l’independentisme la diferència és brutal, sense comptar que el primer compta, com està demostrat, amb tots els suports internacionals. La terra cremada ha resultat històricament eficaç per a faccions que, d’una altra manera, no haurien estat capaces de resistir l’avenç d’exercits més organitzats i poderosos. Però això només funciona en un escenari de carestia de subministraments, que no és el cas precisament d’Espanya. Sent així, la terra cremada és simplement un exercici de crueltat sobre la pròpia població catalana. Torra no és Vercingetòrix, ni Arminio, ni Budicca, ni Viriato, és el Neró català, tocant la gralla i bevent llet crua mentre fa de Barcelona la rosa de foc. El procés és l’autèntica condemna cruel de Catalunya.

Tots els que hem treballat d’una o altra manera per millorar la convivència entre la ciutadania, sabem que iniciar un procés de revolta és relativament senzill. Atiar les parts sensibles està a l’abast de qualsevol amb una mica de visió, i pocs escrúpols. Però quantes vegades hem hagut de seure amb líders veïnals, preocupats per què una reivindicació justa se’ls escapava de les mans i derivava en un conflicte. En la gestió dels conflictes és indispensable comptar amb lideratges, i lideratges positius. Cap les dues premisses les acompleix el molt lamentable President.

La similitud fonètica entre Torra, turra i terra va molt més enllà de la paronomàsia. Cal que deixi pas a algú altre capaç d’exercir un lideratge que porti al nostre país a un horitzó de reconciliació. Aquí són fonamentals les forces independentismes que defugen de la temptació nacional-populista, i que avui s’esforcen per apagar els focs. President, faci un servei autènticament patriòtic i dimiteixi. Sr Torra, posi les urnes.

Torra

Lo de hoy NO es una huelga (y la Intersindical NO es un sindicato)

En la década de los 90 el Bloc d’Estudiants Independentistes (BEI) acaparó gran parte de la representación en claustros, consejos escolares i demás órganos de representación. Viendo el fenómeno, la generación de activistas que por aquel entonces estábamos sumidos en el movimiento estudiantil aprendimos un par de cosas: 1) o se defendían los derechos de los estudiantes, o se pedía la independencia de Catalunya, las dos cosas a la vez no; 2) una parte de la izquierda asamblearia siempre le iba a dar la razón a este tipo de movimientos y no a los que apostábamos por un trabajo serio y responsable desde las instituciones académicas.

El paralelismo sirve para analizar un engendro del proceso independentista: la Intersindical CSC, dirigida por el exterrorista Carles Sastre. Una ocurrencia del independentismo que dinamita los sindicatos de clase (copiando el éxito del BEI), para regocijo de aquellos que no creen en la negociación colectiva, o en la salvaguarda de los derechos laborales. Un sindicato vertical, pues vive para y bebe de un determinado régimen, que conecta muy bien con cierta Catalunya clasista, que presa de su narcisismo bienqueda se autodefine en las encuestas como “de izquierdas”.

El caso es que leyendo un poco descubrimos que, como intuíamos con el BEI, el nacionalismo sirve básicamente para dividir a la clase trabajadora. La historia demuestra que el desarrollo de la conciencia nacional puede ir acompañada del desarrollo de la conciencia social (Borojov)… ¡Pero en el tercer mundo! Hacer pivotar, como en la última década, todas las decisiones sobre el eje nacional y no sobre el eje social, empobrece básicamente a los pobres. Los paupérrimos indicadores sociales de una próspera región como Catalunya así lo atestiguan.

Una movilización impulsada por las clases más acomodadas, de una de las economías más punteras, de una zona (Europa) de las más acomodadas del mundo… no deja de ser un movimiento burgués en el peor sentido de la palabra, un mejunje postmoderno, elitista y nacional populista que desestabiliza las propias bases del sistema. Impregnado de ese pseudo anarquismo de derechas que dice aquello de “el problema son los políticos”, si para lograr sus fines es necesario arrasar con la ya mermada reputación de la política, la judicatura, las instituciones… pues se hace, y punto. Da igual el mañana. No hay largo plazo. Las luces largas se fundieron con el fulgor de los neumáticos inflamados.

La psicología social nos explica como, por añadidura, en un determinado momento este movimiento conecta con el vacío existencial de pijiprogres con ganas de aventuras, que se despojan de lo que les quedaba de pensamiento crítico para no romperse la crisma (ideológica). Del mindfulness a la revolución. Y también con jóvenes carentes de esquemas ideológicos como para no banalizar la dictadura, el fascismo, la represión o los presos políticos. Unas cuantas performances bastaron para conectar una cosa con la otra, y se obró la magia, un prodigio del márqueting moderno: un movimiento nacionalista y de derechas, siendo apoyado en la calle por una chavalada ilusionada y vociferante, y por unos señores y señoras ya maduritos que pueden volver a clavar su mirada en el horizonte, y cabalgar el centauro quién sabe si por última vez.

Unas cuantas fakes bien administradas, cierta organización, y medios públicos como TV3 para apuntalar el marco mental, fueron determinantes para que fraguara el cemento armado de las caras de los líderes independentistas. Pronto aprendieron que mentir no penalizaba, porque precisamente lo que quería su gente era que les mintieran. La realidad es aburrida, y exigente. La mentira es dulce y se acopla como un guante a lo que quiero oír. Las redes sociales hicieron de colchón, caja de resonancia y sala de los espejos, todo en uno. La ilusión se hizo ilusionismo, y se aceptó como verdad verdadera la posibilidad de una independencia rápida, divertida y low cost. El estallido de esa burbuja de irrealidad es lo que ha nutrido la frustración de la que emana la ira en la calle de unos cuantos.
Ya en octubre del 17 se convocó una “aturada de país”. Se advirtió en aquel momento que se trataba en cualquier caso de una huelga política, ajena a la relación laboral y que no se encontraba vinculada al interés profesional de los trabajadores, siendo por tanto una fórmula que no encajaba con la normativa vigente de acuerdo al ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores. En noviembre del mismo año, la Intersindical también intentó una “huelga general”, en aquel momento supuestamente por “recorte en los derechos sociales”. Esa huelga pasó sin pena ni gloria, con un seguimiento imperceptible en el país. El trasfondo extralaboral se intentó tapar por parte del sindicato minoritario con eufemismos diversos, generando una utilización abusiva y fraudulenta del derecho de huelga (devaluando el propio concepto, pero eso da igual), y generando vulneración de otros derechos fundamentales..

Para la “huelga general” de hoy se han vuelto a utilizar las mismas tácticas astutas: se emite una convocatoria en la que se mezclan algunos elementos de injusticia social (en los que no poco tienen que ver los recortes perpetrados por la derecha nacionalista –hoy independentista- catalana) para generar una apariencia suficiente para la cobertura legal del paro.

Tozudo, el hábito sigue sin hacer al monje. Por mucho que los subterfugios le den la etiqueta de “huelga”, ésta no tiene nada que ver con los derechos laborales. Hacer pasar un movimiento etnicista e insolidario por una revuelta obrera es un insulto a la inteligencia y a los que perdieron la vida en el movimiento obrero. Pregúntese por qué no hay grandes revueltas en los barrios periféricos. Como dice Roger Molinas, l’Arqueoleg Glamuros “El neoliberalismo hegemónico ha destruido los lazos de solidaridad colectiva y la conciencia de clase obrera”. Como apunta Cesar Calderón, es el triunfo de la frivolidad burguesa, el postureo de la revolución postmoderna que viste la cuenta de Instagram. Unos pijos y otros pobres diablos que, queriendo ser Espartaco, se transformaron en Nerón.

Le auguro un gran éxito a esta “huelga” que no lo es:

  • En los barrios modestos en los que me muevo, la pregunta es más “cómo” voy a poder hacer vida normal que si quiero hacer huelga o no. Es decir, mucha gente va a ser presa de los lógicos atascos y de los servicios mínimos del transporte público.
  • También hay una gran movilización (creo que menor que en otras ocasiones, pero ya veremos) de la parte más radical del independentismo.
  • No olvidemos que es viernes, que eso siempre ayuda para alargar un poquito el fin de semana, ya puestos.
  • La “huelga” se nutre también de un paro patronal (lock out), con sueldos retribuidos íntegros a las plantillas, de empresas que han hecho de la estelada su RSC.

Pero aquí va otro augurio, este seguro que más certero: los desperfectos de esta macabra fiesta, los daños colaterales de la economía y demás, los seguiremos pagando los de siempre.

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Al meu país hi cap tothom

Al meu país hi cap tothom. Hi cap la gent que vol tenir un estat propi, sempre que respectin les lleis o facin les reformes democràtiques necessàries per assolir el seu somni. Gent independentista que no fa de la identitat la seva militància. Gent que estima la terra, la llengua i la cultura.

Hi cap la gent que no vol la independència, però que veuen legítim que d’altres aspirin a tenir un estat propi. Gent unionista que no fa de la identitat la seva militància… Gent que estima la terra, la llengua i la cultura.

Hi cap també la gent com jo, que pensem que les reformes són imprescindibles, però que no considerem que tenir un estat propi solucioni res. Gent que sap que els estats i les lleis són artefactes humans i, per tant, són modificables. Gent que no creu que hi hagi presos polítics, sinó polítics presos, i que tant de bo estiguessin ja a casa a l’espera del judici que determini o no la seva culpa. Gent que procura que ni els uns ni els altres facin de la identitat la seva militància. Gent que milita en les identitats plurals de les societats plurals que ens ha tocat viure. Gent que estima la terra, les llengües i les cultures. Gent que estima la gent.

Hi cap també la gent que tot plegat se la bufa. Gent que ni milita ni militarà ni en identitats ni en ideologies. Gent que té la pàtria en els ulls dels seus fills, i la política monetària en els cambalaches per arribar a final de mes. Gent que estima pel plaer d’estimar, i es beu la vida d’un glop.

Hi caben també, of course, els intolerants de tota mena, d’estelada i d’aguilucho, els que tenen por i l’expressen assenyalant a l’altre, al pobre normalment, al diferent, a l’últim en arribar… Els que t’etziben i t’assetgen perquè en el fons les seves inseguretats els impedeixen dubtar, no diguem rectificar. Tots ells hi caben, tot que no estimin les gents, ni les llengües, ni les cultures, ni la terra. Procurarem, però, que no arribin a manar.

I hi caps tu, que no t’enquadres en res del que he dit. I tant que hi caps! La teva llum potser serà imprescindible quan en el meu país tota aquesta gent que hi cap no sigui capaç deposar-se d’acord en el més senzill: viure junts en pau i llibertat.

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La Festa de tots (i el pregó d’uns quants)

Els que hem tingut el plaer de treballar com a gestors culturals i hem suat per programar un esdeveniment ciutadà com és la festa major, tenim clara la importància que suposa per a una ciutat aquest punt culminant del cicle festiu. El més difícil és, sense dubte, fer una programació suficientment eclèctica com per deixar content a tothom.

I es que la festa és de tothom, la ritualització última de la unitat, generadora d’un egregor ciutadà en el què, per un moment, s’oblida “que cada uno es cada cual”, Serrat dixit. Celebrem per exorcitzar els nostres dimonis, per canalitzar la violència, per oblidar-nos per uns instants de la nostra condició. Celebrem junts també com un recordatori de que un dia ens podem posar tots d’acord per fer alguna cosa, al temps vàlvula de descompressió i assaig de revolució. La dansa d’Eros i Tànatos, amb Hedoné de mestressa de cerimònies.

Ara, en aquests temps estranys de crisis, desigualtats i tensions identitàries, algú ha tingut la brillant idea de trencar l’eficàcia unificadora del ritual festiu amb una representació patètica de la divisió a la nostra societat. Un pregó alternatiu no és res més que un símbol, és cert, però tampoc gens menys que això. La força significació dels símbols comuns és cabdal per a l’harmonia i la cohesió. La festa és del poc que ens queda. Menystenir-la té les seves conseqüències.

S’ha creuat una frontera que costarà fer enrere. Els partidaris de la divisió –d’un costat o d’un altre, tant és- estaran contents, però s’han passat de frenada novament. Mentre alguns lluitem per cicles festius més inclusius i plurals, d’altres aposten per desfer ponts i ritualitzar, també, l’escletxa nacional. Divideix i guanyaràs? Segur?pregoalternatiu

Prohibir no es un error. Es mucho peor…

No, no se han equivocado. Saben perfectamente lo que están haciendo. Seguimos en permanente campaña y toca agitar algunos fantasmas. ¡No sea que a la gente le dé por pensar!

Otegui los agita por aquí, haciendo que sobreactúen automáticamente PP y Cs. El resorte funciona. Se trata de reforzar posiciones extremas y antagónicas: el terrorista o el luchador por la libertad; las víctimas del terrorismo o el estado opresor. Todos los bandos elevados a su caricatura. Difuminando los matices. Remarcando las arrugas de expresión de la intolerancia. Y suma y sigue.

La Delegación del Gobierno agita sus fantasmones mesetarios prohibiendo  la exhibición de determinados trapitos en la final de copa. En seguida, el efecto esperado: una descarga eléctrica conmueve el cuerpo hasta ahora latente e inerme de un “procés” criogenizado. ¡Vive! Exclaman al unísono Mariano y Carles Frankestein. Sus electorados vitorean, sus voceros estridulan con los estertores de la hedionda descarga. La razón llora y se lamenta en algún rincón.

baderas

Y ya estamos a vueltas con esa definición rancia e inmovilista de España, por un lado, y un independentismo catalán que se mueve muy bien en el victimismo, por el otro. Tensionando de nuevo desde los extremos. El paroxismo de las identidades excluyentes. La unidad de España, en juego. La libertad de Catalunya, en juego. ¿Serás tan doblemente traidor como para no participar en tan trascendente rifirrafe? ¿tan desagradecido a tu patria como para querer ver el domigo sólo un partido de fútbol?

No se han equivocado. Saben perfectamente de la eficacia de su trampa.